Atrapada con el profesor

Primer encontronazo

Llego a mi hamburguesería más cercana.

La puerta está atascada y hago un poco de fuerza para entrar, nada me separará de mi placer redondo.

Estando en la cola veo que el profesor de biología ( el viejo mal follado) está sentado en una de las mesas del fondo con la cadera recién operada y engullendo de forma desagradable una hamburguesa de dos pisos.

Ojalá se atragante – pensé.

Observo que se levanta repentinamente y aprovecho para meterle uno de los tangas sucios que llevo en la mochila en su comida y unos laxantes en su Pepsi.

-Que le aproveche. - Susurro.

Pido mi hamburguesa favorita y cuando voy a abrir  la cartera del gilipollas de clase que no se ni su nombre me doy cuenta de que lo único que tiene en la cartera es el carne de socios de la iglesia.

Me escondí en el baño y aprovecho para echar el truño más grande de mi vida, si un truño soy un ser humano y tengo necesidades al igual que tú, me doy cuenta de que la cadena no funciona a si que les dejo ahí el regalillo y me voy corriendo mientras veo al profe de biología mientras se le caen los mojones por las escaleras de burguer.

Al llegar a casa me llega un mensaje de Julián había cortado con su novio Pedro y necesita apoyo emocional.

Yo no entiendo a este chico, si le iba a poner los cuernos con el de internet.

Hablando de la cita de internet, ojalá llegue el día y pueda montarme el trío, que la alcachofa de la ducha empieza a oler a rancio ¡Quiero mi consolador y punto en boca!

Al abrir las puertas de la casa de julían avanzo lentamente por el pasillo ya que oigo unos ruidos extraños provenientes del salón.

Entro con un sartén en la mano y me lo encuentro con su siguiente víctima, Luigi.

- Anda que te ha faltado tiempo para olvidar.– Le digo mientras voy directa hacia la cocina intentando olvidar el desastre de la hamburguesería.

Al día siguiente me puse la mayas para ir al puto instituto, cuando llegué a la puerta vi a mi primo y decidimos saltarnos las mierdas de clases.

Cuando nos íbamos nos acordamos de su exnovio, el que se lió con el maricón de feria del pueblo y decidimos ir a su casa a dejarle un regalito.

Cogimos un recogedor, un cepillo y una bolsa de basura de la casa de mi tía y durante el camino recogimos mojones de perros, caballos y animales variados.

Cuando llegamos vaciamos la bolsa en el coche de sus padres que eran primos hermanos, tocamos a su timbre y mientras salíamos corriendo calle abajo, él salió en calzoncillos de winnie the pooth y dijo:

-¡Hijos de las mil pares de puta!

Mi primo y yo nos reímos y dijimos:

-¡La tuya que se folló al pescadero de aprosuba!

Cuando ya nos cansamos, decidimos irnos a un restaurante para hartarnos de comida, pero cuando llegó el momento de pagar, no teníamos ni un duro.

- Gracias por invitarme . Me dice Julián -  Le miro con cara de incredulidad.

-No seas fresco nos vas a invitar tú.- Le suelto.

-Nos vas a invitar tú, que yo no tengo dinero.

- Pues yo tampoco, macho.

- ¡No me jodas! ¡La madre que te parió! Yo no pudo con esto, necesito ir al baño. – Me suelta Julián medio llorando.

Lo veo salir corriendo y lo acompaño. Lo oigo golpear la puerta. Madre mía como dejamos los cuartos de baño.

Veo una cucaracha y la mato con la suela de mis converse falsas del Primark.

Cogo el cadáver de mi víctima, la llevo y la escondo en el plato de Julián.

Llega y me dice:

-Nos terminamos la comida y salimos corriendo, ¿vale? - me suplica mi primo.

Yo solo asiento porque no me puedo contener la risa. Le da un muerdo y al notar la cucaracha pone cara rara.

Es cupe el trozo de la hamburguesa y al darse cuenta de la cucaracha grita muy fuerte:

-¡Pero que asco! ¡me quiero morir! ¡Que una cucaracha ha estado en mi boca! ¡Camarero! ¡Me cago en vuestros muertos! - grita llorando Julián.

- ¡Reclamación! - grito riéndome llamando la atención del camarero.

-¿Qué ha pasado? - pregunta amablemente el camarero. No sabe lo que se le viene encima.

- Pues por vuestra puta culpa, esta cucaracha ha estado en mi boca. No pienso pagar para encima traumatizarme. Yo no me meto bichos en la boca si no pollas.- Dice Julián con la voz temblando.

-Espera un momento por favor. – Nos dice alarmado el camarero.

-Mira guapetón vamos a hacer un acuerdo. Aquí no ha pasado nada y como no ha pasado nada no hay que pagar nada. Nos vamos guarra.- me dice el incordioso de mi primo.

El camarero asiente y nos vamos. Julián va corriendo hacia una fuente.

-Puto te vas a beber toda la fuente. – le insulto.
-¡Que te calles! Que tu no te has comido una cucaracha. – me responde.

-No te la has comido y además un día me comí una mosca. – le respondo.

- Esa cucaracha sabía al semen asqueroso de ese de internet del año pasado ¡qué rancio era! - empieza a explicarme mientras comemos.

-Pues no te lo hubieras tragado. – le contesto borde.

-Y que quieres que hiciera, ¿eh? ¡Si tenía la polla en la boca. – me grita
.
Me empiezo a descojonar. Normal que seamos familia. Cada uno con un tipo de locura diferente.

Suena un móvil y Julián se aparta de mi lado para hablar seguramente con Luigi. Parece que estoy oyendo una línea caliente. Como estaba oyendo la conversación, no me di cuenta de que alguien me había tocado el brazo hasta que paró mi cuerpo.

Miré en busca de la cara de la persona que me ha parado ¡Es Stéfano! Mi sorpresa se refleja en mi cara ¡ Es tan guapo el hijo puta! Parece el un Ken mediterráneo.

Menos mal que llevo vaqueros negros, porque se podría ver que me acabo de mojar toda.

-Penélope, ¿por qué has faltado a clase? - me preguntó mi profesor nuevo de biología.

-Tenía ginecólogo. - le miento. Miro a Julián y está con cara de emoción por vernos juntos.

- A mí no me engañas, me han dicho que faltas mucho a clase.
Si no estudias no tendrás futuro. Solo te digo eso – me dice Stefano. Me suelta y se va. Me deja estática. Seguro que estoy roja. Julián grita emocionado.

Me encanta que Stefano sea el típico profesor buenazo que quiere llevar por buen camino a la típica alumna desviada como yo. Le diré que me ayude. A lo mejor lo llevo por el mal camino.