Sentimientos Encontrados (Parte 2)

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Comienzo a abrir los ojos lentamente me noto muy incómoda y me quedo horrorizada al descubrir que estoy atada dentro de una habitación oscura.

Intento desatarme pero es inútil. Tengo a Julián a mi lado, que sigue inconsciente.

Escucho unos pasos que vienen, es el dependiente del videoclub.

-¿Estáis cómodos?- dice riéndose

-Eres un psicópata ¡Estás loco! - le grito yo furiosa.

-Ponte cómoda porque no vas a salir de aquí dentro de poco, te espera una noche muy larga.

Intenta acercarse para darme un beso en la mejilla pero yo me aparto y le escupo en un ojo.

-¡Puta!-me responde antes de cerrar las puertas y dejarme en la oscuridad.

Julián sigue sin despertar estoy muy asustada y empiezo a llorar hasta que escucho una voz familiar ¡Es Stefano! Empiezo a gritar como una loca.

-¿Qué eso que suena? - le pregunta Stefano al del videoclub.

-Esque me he dejado una película puesta en el despacho- le miente

Yo que lo oigo todo empiezo a gritar más fuerte y digo su nombre-!STEFANO AYUDA!-grito tan fuerte como puedo

-!Penélope!- dice Stefano al reconocer mi voz

El dependiente se queda blanco pues no sabe que nos conocemos.

-¡Qué le has hecho monstruo! - le grita Stefano.

-Lo mismo que te voy a hacer ahora mismo- le dice poniendo cara de loco.

Empiezan a pelear

Yo consigo desatarme, Julián aún no ha despertado pero lo desato.
La puerta está cerrada desde fuera a si que comienzo a golpearla inútilmente.

De repente oigo algo pesado caer al suelo, parece un cuerpo humano.

Alguien se acerca, pues escucho los pasos. La puerta se abre y suspiro alibiada ya que es Stefano.

Me tiro sobre él y empiezo a llorar en su hombro donde me siento al fin segura.

-¿Qué te ha pasado? - me pregunta apretándome contra su pecho.

Yo pego un grito al ver al de el videoclub diriengiéndose hacia nosotros con el cuchillo de huntarse la mantequilla.

Stefano se da la vuelta

-Estáis todos muertos- nos dice

En ese momento Stefano se lanza contra él haciendo que tire el cuchillo, dejándole indefenso.

Stefano abre la boca dejando ver unos enormes colmillos que clava sobre el cuello del dependiente.
Este hace el amago de gritar pero no le sale la voz.

Cae al suelo, Stefano con la boca manchada de sangre se recuesta contra la pared con cara de decepción

-¿Qué he hecho? - dice mirándose las manos manchadas de sangre

-Me has salvado-le digo abrazándole.

Él se suelta de mis brazos, no puede quitar la mirada del cuerpo.

-Prometí que no volvería a hacerlo. Tendría que matarte a ti también ya que son las normas de mi familia-me dice el entristecido.

-Pero ¿por qué? - le digo yo asustada

-Me has visto en acción, pero no lo haré. Te amo

Respiro aliviada, Julián comienza a despertarse pero está muy desorientado.

-¿qué ha pasado? - pregunta antes de volver a desmallarse.

-Tenemos que deshacernos de las pruebas-me dice Stefano.

Coge una carretilla del almacén y para ocultar las pruebas decide que lo mejor que podemos hacer es llevarlo a un vertedero y quemarlo con una garrafa de gasolina y por si no funciona deciden coger el desodorante que tenía en el despacho.

Eran ya las 12 de la noche y Stefano propone llevarlo en la baca del coche atado con cinta americana.

Vamos de camino al vertedero y mientras estamos en la carretera oímos que se cae el algo. Miramos por la ventana y vemos el cuerpo rodando hacia el barranco. Mi amor pega un frenazo y cuando salimos del coche lo vemos sumergido en un pantano estancado.

-Chica peste desprende-digo yo, tapándome la boca.
-huele a semen con sudor-dice Stefano

Recogemos el cuerpo como podemos y nos ayudamos de una rama que vemos en la cuneta.

-Que asco me va a apestar el coche

-Ni el agua le ha quitado el mal olor

Una vez que hemos rescatado al apestoso, seguimos nuestro camino

Julián despierta por fin, lo habíamos metido en el maletero del coche, se había dando golpes en la cabeza con los baches del camino y le había caído encima un bote de pintura azul que se le abrió.

Llegamos al destino

-¡Estoy azul! - grita Julián

-Pareces un pitufo- le responde penélope

-Pues esa pintura no se quita- dice Stefano

-¡Cómo que no! Yo no quiero ser un pitufo

-Si lo vas a ser, encima gruñón.

-Pues el tronco está sin pintar-dice Julián

-Pues vas a ser el pitufo anormal

-Dejemos de tanta charla y desagámonos del paquete-dice Stefano.

Van con la carretilla a una montaña de mierda, cuando dejan el cuerpo le rocían con gasolina y desodorante. Finalmente le prenden fuego.

-Vámonos ya que quiero dormir

- pero, ¿te ducharás antes verdad?

-No, en cuanto llegue a casa me tiro en la cama.

-Guarro Cochino vas a dejar las sábanas azules.

Vamos al coche y Julián se quiere sentar delante.

-Tu así no pones un pie en mi coche ¡Al maletero! - le dice Stefano.

Dejamos al guarro en su casa y nostros nos vamos a dar una vuelta

-¿Tienes ganas? - me dice Stefano con ojos golosones

-Pues claro-le digo yo sin dudarlo

Esperamos que os haya gustado ❤️
Ya sabéis como empezará el siguiente capítulo 😈🔥


Atrapada con el profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora