Capítulo 1 (K)

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POV KEIRA

Estoy en el bosque... unos árboles de gran tamaño me rodeaban y la brisa helada chocaba contra mi cara.

El cielo era de un tono gris, tanto que parecía que iba a caer una tormenta, las ramas de los árboles se mecían con sigilo por el viento.

Con cada paso que daba, las hojas que estaban en el suelo crujían y yo observaba el lugar con algo de temor. Hasta que escucho un sonido que hace que mi piel se erice y mi corazón lata con fuerza.

Me apoyo en un árbol mirando hacia los lados y de repente un lobo aparece en mi campo de vista.

Estaba a unos metros de mi, y podría jurar que es el lobo más grande que había visto en toda mi vida.

Su pelaje era de color negro azabache, y sus ojos eran de un azul oscuro que hacían acelerar mi corazón de una manera anormal.

El lobo se acercó a mí lado, pero al parecer... no me veía, su mirada analizaba el lugar una y otra vez.

Hasta que pisa el suelo con fuerza y empieza a aullar de nuevo, pero esta vez su aullido es de desesperación y dolor.

Mi pecho duele al instante y mi cabeza empieza a palpitar, un sentimiento de sufrimiento y dolor me inunda por completo y eso hace que me sienta muy confundida.

El lobo se aleja unos cuantos metros de mí, pero de repente se gira y su mirada choca contra la mía.

Miró hacia atrás para ver qué estaba mirando, pero al no ver nada vuelvo a mirarlo.

Él se iba acercado poco a poco y yo me muevo de lugar para ver sí era a mí a quién estaba viendo.

Y por cada movimiento que hacía me observaba, entonces el miedo que sentía aumento. Retrocedo lentamente pero mi pie se tropieza con las ramas de un gran árbol haciendo que caiga hacía atrás.

Cuando intento apoyarme para levantarme, sus grandes patas se encuentran delante de mí y yo me asusto retrocediendo hasta que mi espalda choca contra el árbol, pero el lobo se acerca más a mí.

Lentamente alzó la cabeza hasta que mi mirada choca contra la suya y lo observó durante un momento.

Pisa con fuerza el suelo y aúlla nuevamente haciendo que las nubes grises se alejen y unos rayos de sol se dejen ver en el cielo.

Entonces su mirada vuelve a la mía y mi pecho se siente con una gran tranquilidad que me parece inquietante y extraña.


—Keira, Keira —unas manos me zarandean de un lado a otro —Keira, vamos despierta tenemos que ir a ver Justin ¿Recuerdas? —abro los ojos y la miró con molestia.

—¿Eh? —ella rueda los ojos y me lanza una almohada.

—Que te levantes ya, que tenemos que ir a ver a Justin ¿Es que acaso no recuerdas que hemos quedado con él para el traslado del trabajo? —yo refunfuñó con molestia y me acurrucó más contra mi almohada.

Justin era un compañero del trabajo, y me habían ascendido de mi puesto junto con él.

Habíamos quedado en ver esta mañana a Justin, pero se me había pasado y Anisa me iba a acompañar.

Por Fin Te Encontré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora