Capítulo 31 (A)

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POV ANISA

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Ya había caído la noche y Keira se había ido junto con Raymond después de haber prometido que iba a descansar.

Hace unos quince minutos que se fueron pero después de la visión que tuve no pude volver a dormir, cada vez que cierro los ojos veo lo mismo:

Un lobo negro, con los ojos rojos y llenos de ira matando a las personas a hasta tal punto de dejarlas en el suelo sin cabeza causado por un mordisco en el cuello, las calles pintadas de sangre de esas mismas personas a las que él mató, pequeños cachorros gritando el nombre de sus padres y sobre todo los gritos de terror que soltaban sus victimas cuando aquel lobo negro los acechaba...

Sacudo mi cabeza para librarme de esos recuerdos y suspiro, miro alrededor de la habitación para encontrar algo con lo que entretenerme ya que el doctor dijo que aunque mi salud era buena, iba a estar en observación solo por hoy y que mañana me daban el alta si todo salía bien.

A mi derecha encuentro un vaso de agua y una pastilla de color amarilla, supongo que será vitamina o algo parecido. Tomo el vaso de agua con mi mano derecha y con la izquierda me acerco la pastilla a la boca para después tomar un sorbo de agua.

Keira está loca, quiere parar a Damián, pero él es un monstruo. Realmente no creo que ella pueda convencerlo, sé que ella siente cosas por él, y supongo que Damián también por ella ya que es su mate pero... No lo sé, solo me preocupo por mi hermana.

Ella es todo lo que me queda y realmente si a ella le pasa algo no se lo que haría, ella ha dado todo por mí, ella me ha criado, yo estoy aquí por ella y realmente lo es todo para mi, mi vida no sería la misma si ella no estuviera, realmente la amo mucho.

Solo espero que salga bien y que ella pueda convencer al Alpha.

Fijo mi vista al frente y miro la hora en el reloj de la pared.

3:38 a.m.

Realmente es tarde... Miro a mi izquierda y veo mi teléfono móvil cargando, agarro el teléfono con mi izquierda y lo desbloqueo, pulso el teléfono y marco el número de Raymond.

Pip.

Pip.

Pip.

¡ANISA! ¿¡Estás bien!? — rio un poco al escuchar la voz preocupada de Raymond.

—Lo estoy, ¿Cómo va todo por allá? — contesto con una sonrisa nerviosa.

Acabo de salir de la habitación de Damián y Keirasiento como me sudan las manos al escuchar eso.

—¡¿Qué pasó?! ¡¿Mi hermana está bien?! pregunto realmente preocupada incorporándome un poco de la camilla.

Keira consiguió que Damián cancelara los planes, ella está bien, Damián me ha pedido que avise a los demás que todo se cancela.mis pulmones se relajan al escuchar eso y vuelvo a apoyar mi espalda en la camilla con una sonrisa.

—¿Enserio lo consiguió? ¡Eso es genial! —le digo sincera.

Es el mejor resultado posible, estoy muy sorprendido pero realmente feliz.dice Raymond y suspira —Pero... realmente siento haberme ido de allí, tenía que solucionar esto y... —.

—Tranquilo, lo entiendo —le interrumpo esbozando una sonrisa — Estar en el hospital no está tan mal después de todo, solo no tengo televisión, ni libros, ni tampoco hay buen olor, pero... no está tan mal.

Estas haciendo que me deprima ¡Ya basta! — lo escucho reír y mi corazón se acelera —Voy de camino, ya avisé a todos y realmente quiero verte.

—No vengas, tendrás que dormir en una incómoda silla. —digo y él ríe.

Princesa, si voy no es para dormir en una incómoda silla.

—Pero la cama es muy pequeña Raymonddigo frunciendo el ceño.

Mejor todavía. —lo escucho reír y me sonrojo.

Diosa Luna ayúdame.

—Haz lo que quieras pero no tardes, tengo sueño.digo inflando mis mejillas.

No te haré esperar princesa, nos vemos ahora.

—Nos vemos ahora Ray —sonrío y cuelgo.

Ahora solo tengo que esperar a Raymond, mañana saldré de aquí y podré hablar con Keira en persona. Suspiro y vuelvo a poner mi teléfono en la mesita izquierda mientras espero a Raymond.

Las cosas realmente cambiaron de un día para otro y no puedo creer que esté en el hospital por desmayarme, ahora que lo pienso... ¿Por qué razón me desmayé? Según el doctor mi salud es estupenda... ¿Habrá sido solo un mareo?

Escucho toques en la puerta haciendo que parpadee y salga de mis pensamientos

¿Cuánto tiempo habré estado en mi mundo?

—Adelante —digo alzando un poco la voz para ser escuchada.

—Hola princesa —veo a Raymond entrar vestido con un pantalón de chándal gris, unas zapatillas negras y una camiseta del mismo color junto con una bolsa en su mano derecha.

—Hola Ray —digo sonriendo y él se acerca a la camilla agachándose un poco para darme un corto beso en los labios.

—Te he traído algo de ropa cómoda para mañana. —dice dejando la bolsa en la camilla.

—Gracias. —digo mirando hacia mis manos sintiendo como mi cara enrojecía.

Raymond coge la silla que estaba junto a la puerta y la acerca a la camilla sentándose en ella. Lleva una de sus manos a la mía y entrelaza nuestros dedos mientras que la otra mano la deja en mi muslo por encima de la fina sábana.

—No entiendo como puedes verte tan hermosa solo estando en una fea bata de hospital. —dice intentando conectar su mirada con la mía.

—Tú... enserio... me estás poniendo nerviosa —digo mirando directamente a sus ojos.

—Solo soy sincero...—veo como se remoja los labios con la punta de su lengua. Hago lo mismo.

—Me gustan mucho tus ojos. —le digo llevando mi mano libre a su cuello acercándome a él apenas.

—¿Enserio? —pregunta sonriendo y yo asiento acercándome un poco más.

—De verdad me gustan... Son profundos. —le digo empezando a susurrar y él se acerca un poco más, llevando su mirada a mis labios.

—A mi me gustan tus labios Anisa.—dice rozando sus labios junto a los míos haciendo que suelte un suspiro.

—¿Sí? —susurro cerrando mis ojos del todo. Lo escucho asentir con la garganta y de un momento a otro sus labios se estampan junto con los míos.

Me da un beso suave y lento, un beso lleno de amor, un beso que no necesita nada más para ser perfecto. Siento como los labios de Raymond acarician los míos, siento como su lengua sutilmente se hace presente.

Siento como sus dientes toman mi labio inferior para jalarlo con suavidad y por último... siento el amor de Raymond al acariciarme las mejillas con suavidad antes de alejarse para acariciar su nariz con la mía en un beso esquimal haciendo que ría como boba.

Abro los ojos y me alejo de él dando un último beso en su mejilla haciendo que él ría en respuesta.

—Deberías cambiarte y ponerte cómodo, vamos a dormir.—digo mientras acomodo la camilla para que quepamos los dos.

—Voy al baño a cambiarme, no tardo preciosa. —dice dándome un beso en la frente para luego ir de camino al baño.

Sonrío como boba y miro por última vez el reloj de la pared antes de caer dormida.

4:22 a.m




Por Fin Te Encontré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora