Capítulo 25 (K)

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POV KEIRA

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Había pasado tres días...

Tres hermosos días en donde estaba muy bien con Damián.

Tres hermosos días en donde he visto a otro Damián: más sonriente conmigo, más amable y menos serio.

Tres hermosos días que no para de hacerme suya...

¡Y rayos! Cuando estaba sola y él tenía que irse a trabajar, no podía parar de pensar en las veces que me hizo suya, en los lugares, en los momento... en recordar esos momentos cuando su cuerpo esta pegado al mío... y cuando me mira con esos ojos.

El calor sube por mis mejillas cuando los recuerdos vienen a mi cabeza, calentándome nuevamente.

Y eso que lo hicimos antes de que se fuera...

A veces pienso que Damián me ha vuelto una adicta al sexo...

¿Pero cómo no volverse adicta a ese pedazo de hombre, que hace que me humedezca cada vez que lo veo?

Mi cuerpo pide estar con él en este preciso momento, es más, si pudiera le diría que me haga suya de nuevo, pero desgraciadamente no está.

Damián tuvo que irse para encargarse de unas cosas de la manada, ya que los últimos días las había pasado conmigo y no se había despegado de mí. Se había ido en la mañana y ya habían pasado unas horas desde que se fue.

Y desde que se fue, me he quedado sola en la habitación, pero he descubierto que no es bueno quedarme aquí por el momento, ya que no me hacía bien ver y recordar cada vez que él me hacía suya.

Así que me levanto de la cama y entró a la pequeña habitación en donde se encuentra mi ropa, cojo unos shorts negros, una sudadera gris que me quedaba un poco corta, ya que se podía ver mi ombligo y si levanta mis brazos se subía hasta mi abdomen.

Pero ya que no iba a salir fuera de este lugar, decidí ponerme la ropa junto con unos tenis blancos y un gorro gris.

Voy al baño y opto por darme una ducha relajante antes de salir por la casa.

Después de bañarme, me coloco mi ropa preparada, me lavo los dientes y me seco el pelo con un secador. Con mi pelo ya seco, lo cepillo y dejo caer las pequeñas ondas de mi pelo.

Ya lista, salgo del baño y camino hacia la salida de la habitación cerrando la puerta detrás de mí.

Bajo las escaleras y cuando me encuentro con Raymond y Anisa, los saludo acercándome a ellos.

—Buenas tardes —les saludo sonriendo abiertamente.

—Buenas tardes hermanita —dice Anisa.

—Buenas tarde Luna — saluda Raymond y yo frunzo el ceño.

—Solo dime Keira y ya — dijo y Raymond asiente.

—¿Ya habéis comido? — pregunto entrando en la cocina.

—Sí, comimos cuando Raymond regreso de hacer sus encargos de la manada.

—¿Damián aun sigue ocupado en la manada? — le pregunto a Raymond, él solo asiente.

—Nosotros saldremos ahora — informa Anisa —Regresaremos mas tarde — yo asiento nuevamente y ellos empiezan a caminar hacia la salida de la cocina.

—¡Ah por cierto! ¡Tu comida esta en el microondas! — grita Anisa a lo lejos —¡Y no te preocupes por Damián, dice Ray que él ya comió afuera!

Por Fin Te Encontré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora