Capítulo 7 (K)

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POV KEIRA

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Siento unas grandes ganas de ir al baño y me levanto. Pero apenas lo hago un inmenso dolor de cabeza impide que me levanté bien.

Vuelvo a intentar levantarme y esta vez lo consigo. Me cojo la cara con pesadez, mientras sigo caminando hacia el baño con los ojos cerrados.

Cuando termino de hacer mis necesidades, cojo una camiseta y unas bragas de las que tengo en el baño y me las pongo, ya que estaba desnuda y algunas veces solía dormir así.

Vuelvo a la cama aún media dormida y me acuesto en esta, me arropó y me vuelvo a acomodar.

Abrazo mi almohada pero lo que me extraña es que está dura y es más grande de lo normal, aunque lo raro es que también está muy caliente...

¿Y respira también?

Abro los ojos asustada y veo a un hombre a mi lado durmiendo, me examino de pies a cabeza y veo que estaba desnuda a no ser por la camiseta y las bragas que me acababa de poner.

No, por favor...

Miró al suelo y me doy cuenta de toda la ropa que estaba tirada en el suelo, incluyendo mi sujetador y mis bragas rotas, entonces todos los recuerdos de la noche anterior vienen a mi mente.

Damián...

Suelto un chillido y me levanto rápidamente de la cama alejándome lo más que pueda de él, pero lo hago tan rápido que me mareo al instante.

Él se despierta de un brinco y observa toda la habitación, hasta que su mirada cae sobre mí, yo me empiezo a poner nerviosa y cojo un tacón que estaba a mi lado en el piso.

—No creo que hagas mucho con eso nena —se ríe y me mira fijamente con una mirada divertida.

Los recuerdos de la noche anterior vuelve con más fuerza y yo me ruborizó, sujeto más fuerte el tacón en mis manos y lo utilizo como arma, solo por si acaso.

—Vete de mi casa ¡Ya! —él vuelve a reírse y coge su bóxer, se levanta mostrando su masculinidad y yo me ruborizó más quitando la mirada.

Camino hacia la puerta y la abro aún con el tacón en la mano, vuelvo a mirarlo y él ya estaba con el pantalón puesto.

Tengo que admitir que el hombre tiene lo suyo.

—Venga, vete de aquí — empieza a caminar hacia a mí y con cada paso que da, yo doy un paso atrás.

—Keira, tranquilízate —niego con la cabeza y salgo de la habitación, empiezo a bajar las escaleras rápido.

—Vete de mi casa ahora mismo, no te conozco y lo que sucedió anoche fue un absoluto error ¡Estaba muy borracha! —alzó la voz.

Y antes de llegar a la puerta principal para abrirla, Damián me coge de la cintura y me inmoviliza sobre una columna del piso.

—¡Suéltame idiota! —lo intento empujar lejos de mí pero su fuerza es mucho más mayor que la mía y atrapa mis brazos poniéndolos a lo alto de mi cabeza.

— No vas a poder alejarme de ti así por así, eso que te quede claro — acerca su rostro al mio y veo sus ojos azules tan cerca que puedo verme reflejada en él.

—Ahora no hay nada que pueda separarme de ti, porque no pienso permitir ni que tú te alejes de mí, ni que yo me aleje de ti —roza su nariz en mi cuello y su contacto con mi piel hace que algo en mi interior se remueva.

—Estás loco ¿Quién rayos eres? —él se ríe contra mi cuello y su nariz empieza a hacerme cosquillas.

—Ya te lo dije pequeña, soy Damián Kingston — su mano acaricia mi mejilla mientras con la otra sostiene mis manos.

Por Fin Te Encontré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora