Capítulo 37 (K)

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POV KEIRA

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Siento como algo húmedo y cálido se posa sobre mi cuello y mi piel se eriza al instante.

Lo ignoro pero esta vez siento como unas manos me apretan más el abdomen y como Dámian mete su rostro en el hueco de mi cuello.

— Déjame dormir — susurro soñolienta.

Escucho la risa ronca de Damián y su delicioso aroma me golpea fuertemente haciendo que me remueva.

— Pequeña, tienes que levantarte, ya es tarde — yo refunfuño y me meto debajo de la sabana.

— Keira... — murmura y segundos después siento su respiración en mi oído.

Siento como sus manos se meten por debajo de mí blusa y como acaricia mi abdomen.

— Sí no te levantas me temo que me tocará levantarte a mí manera — siento como sus manos suben lentamente.

Pero de un momento a otro, Damián empieza  a mover sus dedos con fuerza por encima de mi barriga, haciéndome cosquillas.

—¡Ah! ¡Para! — suelto un gran grito lleno de risas — ¡Damián! — me retuerzo como una loca encima de la cama.

— No pararé hasta que me digas que te vas a levantar — sigue haciéndome cosquillas y yo me niego.

Alzó una mano en dirección al filo de la cama para intentar escaparme pero el coge ambas manos y me las inmoviliza encima de mi cabeza.

Sigue haciéndome cosquillas y yo siento que ya no puedo más.

— Vale... ¡Para! —él para de hacerme cosquillas y yo por fin puedo volver a respirar con libertad — Tú... ganas — suelto agitada — Me levantaré — suelto en un suspiro.

Él se ríe y segundos después me mira fijamente a los ojos, con una de sus manos aparta el pelo con delicadeza que tenía en la cara y yo no puedo de dejar de mirarlo.

Sus ojos... a través de ellos veía un nuevo sentimiento.

Quiero pensar que es amor.

Quiero pensar que de verdad lo es, porque yo... aunque no lo he dicho pero es muy notorio.

Estoy enamorada de él.

Oh mierda, estoy enamorado de él.

Sus ojos me miran con más intensidad y segundos después esboza una sonrisa de felicidad.

— Puedes decirlo en voz alta — susurra cerca de mí rostro.

¿Qué?

Mierda...

Seguramente habrá leído mis pensamientos, pero de que sirve seguir ocultándolo.

Ayer le había dicho que lo amaba y todo... pero aceptarlo aun me cuesta.

Hay que tener coraje en esta vida... ¿No?

— Estoy enamorada... de esta manada — suelto rápido y él frunce el ceño.

— ¿Cómo? — pregunta y yo suelto una sonrisa nerviosa.

Soy una cobarde.

— Sí... es decir, los habitantes de esta manada me han ganado y me enamore de cada lugar y persona que conocí aquí... todo están bonito — veo como Damián se pone serio y como sus ojos se vuelven oscuros.

Oh no... creo que algo le ha molestado.

— ¿De cada... persona? — pregunta.

— Sí — suelto nerviosa, entonces Damián aprieta su mandíbula — Es decir no... bueno sí, es tu manada así que la estoy amando... ahora mismo — suelto rápido.

Por Fin Te Encontré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora