Capítulo 22 (A)

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POV ANISA

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Estaba en la biblioteca, pues mi hermana se había ido con el Alpha Damián a la cena y de verdad espero que le vaya muy bien, sobretodo ahora que es época de celo.

Paso por las estanterías, buscando el libro que estaba leyendo antes y cuando lo encuentro, me siento en la silla y apoyo mis codos en la mesa, empezando a leer y a perderme en mi imaginación.

Estaba leyendo un libro sobre hombres lobo cuando escucho la puerta abrirse, no le di importancia por estar concentrada en la lectura.

Emma corría por aquel frondoso bosque al ser perseguida por aquel hombre con aspecto lobuno, solo unos pasitos más y llegaría cerca del gran manantial donde jugaba de pequeña con su mejor amigo, el cual estaba fallecido.

Pero al parecer esa era la idea de aquel hombre, pues cuando llegó a ese manantial, no tenía salida.

Ella desesperada miró hacia todos los lado hasta que sintió como su cuerpo era estampado contra el tronco de un árbol y aterrorizada miró hacia abajo, pero unas suaves manos levantaron su rostro hasta dar con unos ojos azules que ella conocía muy bien.

—T-tu eres... — Dijo mientras acercaba su mano temblorosa al rostro.

— Si Emma, soy ...—.

— ¡AAAAHHH! — grité cuando sentí unas manos en mis hombros sujetándome con fuerza.

— ¡Anisa! ¡Amor, soy yo! — dijo Raymond y automáticamente me calmo.

— ¡Raymond! ¡Vaya susto me has pegado! ¡Mala persona! — me dije mientras me levantaba de la silla con el entrecejo fruncido.

— Ya, ya, ¿Qué leías? — me dice sentándose en la silla donde anteriormente me había sentado yo.

— Pues un libro de hombres lobo — sonrió — La chica perdió a su mejor amigo hace 10 años antes de mudarse, entonces vuelve a su ciudad natal y un hombre lobo la persigue, y ahora iba a descubrir que ese hombre lobo era.. — no pude continuar pues sentí como sus labios rozaban los míos.

— Preciosa, no me cuentes quién es, lo quiero leer cuando te lo termines — dice con un pequeño puchero en sus labios y yo asiento con una sonrisa.

Sus labios se juntan con los míos, dándome un beso dulce y tierno. Sus manos agarran mi cintura en un toque posesivo y yo aprieto llevo mis manos a sus hombros.

Él se separa lentamente de mí y puedo ver en su mirada una luz que hace que algo dentro de mí se remueva inquietándome.

— ¿Cómo te fue tu día? — pregunto algo nerviosa por su cercanía.

— Lo normal, inspeccionar esto y lo otro... — sus manos bajan un poco por mi cintura y me da un leve apretón — Pero pensando en tí, como un loco desquiciado, realmente no puedo separame de ti princesa — susurra levantandose de la silla y acercándose a mí.

Acerca su rostro a mi cuello, sintiendo su respiración cerca de mí piel y cuando posa sus labios sobre mi cuello, una corriente desconocida que nunca había sentido, recorre todo mi cuerpo, centrándose en un solo lugar: mi vientre bajo.

Mis manos aprietan sus hombros con más fuerza, subiendo a su nuca y dejándolas ahí. Raymond deja besos en mi cuello y yo giro mi cabeza dándole mejor acceso.

Sus manos viajan por todo mi cuerpo y yo suelto un jadeo cuando sus dientes rozan una parte de mí piel, él baja sus manos a mi trasero y lo agarra con fuerza.

Por Fin Te Encontré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora