9. Te quiero Joaquín.

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(NARRA JOAQUÍN)

-Creo que está despertando...

Pude oír a lo lejos a mi mamá.

-¿Mami? –susurré- ¿Emilio?

Soñé con él, eso significaba dos cosas: que él estaba mal o que yo lo extrañaba. Y no podían ser las dos ¿o sí?

-Hola mi amor, tranquilo descansa ¿sí? –contestó en un susurro y sentí su mano recorrer mi cabello-

Poco a poco adapté mi vista, logrando ver a mi mamá a lado mío y a Renata al fondo de la habitación.

-Hey... ¿cómo estás? –pregunté viendo a mi hermana-

-Bien moco ¿y tú? –sonrió tristemente-

-¿Y Emilio? –volteé la vista hacia mi mamá, esperando su respuesta-

-Tuvo que irse, pero me dijo que me llamaría después –sonrió. Aunque sabía que me estaba mintiendo preferí no preguntar más, hasta que Renata habló-

-No es cierto mamá, no le mientas.

Bajé la mirada y me sentí triste porque sabía que era cierto, desde hace tiempo deje de importarle a Emilio, a mi moco...

-Gracias Ren –contesté-

-Mi amor ¿Podrías explicarme que es lo que pasa? Últimamente te veo raro ¿no están yendo bien las cosas con Emilio?

-S-supongo que viste lo que pasó en Internet...-asintió- pues estábamos discutiendo por eso yo...yo no sé si me engañó con un chico, por eso tuve el ataque.

Le mentí, una vez más...Era demasiado cobarde para admitir que estaba con alguien por fama, mi mamá no me había enseñado esos valores y lo que menos quería era decepcionarla.

-Mi niño –acarició mi rostro suavemente y empecé a llorar porque no estaba aguantando todo esto y lo peor es que apenas comenzaba- no creo que Emilio te haya engañado, se ve que te quiere muchísimo, dios...si ya hasta se casaron –sonrió con ternura- jamás dudes que te ama, habrá muchas personas que quieran destruir su relación siempre, pero el amor todo lo vence y todo lo cura.

-Gracias mamá –dije agarrando su mano- Te quiero muchísimo y a ti también –sonreí viendo a mi hermana- ven aquí y dame un abrazo.

(NARRA EMILIO)

Tres y media de la madrugada y aún no podía conciliar el sueño, necesitaba verlo, necesitaba ver a Joaquín.

Salí de mi cuarto y agarré las llaves del auto, bajé las escaleras y me encontré a Romina en la barra de la cocina.

-¿A dónde vas? –preguntó tomando su taza de café-

-A ver a Joaquín –contesté-

-¿A esta hora?

-Está en el hospital por mi culpa, le provoque un ataque –susurré abriendo la puerta-

-Mierda...bueno pues corre a verlo –contestó preocupada- ¿lo engañaste de verdad? –preguntó detrás de mí-

-Nunca lo haría –contesté cerrando la puerta-

Era mentira, aunque le jurará no volver a hacerlo, lo haría porque ese es mi don, lastimar a la gente.

Manejé por treinta minutos hasta el hospital en el que estaba internado y bajé rápidamente.

Entré y fuí directo a recepción, estaba nervioso, todavía no entendía muy bien porque tenía esa necesidad tan grande de verlo.

-Buenas noches, vengo a ver a Joaquín Bondoni Gress–dije viendo a la enfermera-

-Lo siento, el ahorita está dormido y no es horario de visitas –contestó viendo la computadora-

-Por favor, soy su novio, acabo de llegar de un viaje y enserio necesito ver que este bien –dije en modo de súplica-

-Bien, pero solo unos minutos ¿nombre?

-Emilio Osorio Marcos.

-Habitación 359.

Me dirigí a la habitación pensando en que le diría si está despierto, y si no lo estaba me quedaría a observarlo, eso me tranquilizaba, él siempre me transmitía paz.

Fuí un idiota al decirle todas esas cosas, pero mi orgullo no me permitía reconocer ese error y pedirle perdón.

Entré tratando de hacer el mínimo ruido, pero me di cuenta que estaba ahí, despierto, viendo su celular.

-Hola –susurré cerrando la puerta-

-¿Quién es? –dijo entrecerrando los ojos-

-Emilio –conteste viéndolo-

La habitación se encontraba a oscuras, la única luz que había entraba por la ventana y provenía de la Luna.

-Hola –dijo bloqueando su celular y poniéndolo a un lado-

-¿Cómo estás? –pregunté llegando a la orilla de la cama-

-Bien –dijo viéndome- ¿Qué haces a esta hora aquí?

-No podía dormir, necesitaba saber que estuvieras bien.

-Ah, bien, pues sí, estoy bien. Los médicos le dijeron a mi mamá que necesito comer más.

-Entonces, mañana te llevare por unas hamburguesas.

-¿Qué quieres de mi Emilio? –dijo en voz baja-

-¿Cómo que que quiero de ti?

-¿Por qué vienes a verme? ¿Por qué lo haces después de todo lo que me dijiste? No te entiendo.

Me quedé inmóvil durante unos segundos, ni yo sabía esa respuesta.

-No lo sé.

-Pues entonces vete.

Hice un gran esfuerzo por no soltarme a llorar en ese momento, eran muchas emociones y todo era confuso, llegaban momentos en que solo quería abrazarlo y otros en los cuales quería olvidarme de él, para siempre.

-Por favor Joaco, yo...

-Ya me harté de escucharte decir lo mismo siempre, Emilio solo por hoy ¿podrías desaparecer de mi vida?

Sentí como si me hubiesen clavado un cuchillo en el corazón, las palabras de Joaquín siempre causaban un gran impacto en mí, fueran buenas o malas.

-Joaquín de verdad no quiero estar así siempre, hasta para mi es cansado...

-Entonces vete, de verdad Emilio –empezó a llorar- no sabes lo frustrado que estoy, trato de entenderte, estas mi mente las veinticuatro horas al día, los siete días a la semana. Trato de ver en que la cagué, pero ya me cansé...ya me cansé el estar detrás de ti como perrito faldero y sabiendo que no te importé, nunca...

-Tú también ocupas mi cabeza Joaquín, pero las cosas no son fáciles, lo sabes.

-Vete si no quieres que llame a seguridad.

-Joa...

-¡No quiero oír otra de tus mentiras!

Eso era todo, no había marcha atrás, el odio había ganado y no podía hacer nada al respecto.

-Bien, solo...nos vemos mañana, descansa –dije-

Caminé hasta la puerta, pero me detuve en seco y dije.

-Te quiero Joaquín.

No obtuve respuesta.

TODO SEA POR FAMA (EMILIACO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora