35. Hasta el último día.

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(NARRA EMILIO)

No pierdo el tiempo y comienzo a hacer movimientos de arriba abajo, abarcando todo de él, cerré mis ojos ante la sensación tan ardiente que sentía en ese momento, tenía a Joaquín en mi cama y yo podía estar seguro que era la mejor sensación del maldito universo, sonreí en medio del acto al escucharlo, alcé mi vista y pude observar la cara de placer más hermosa que había visto, mi novio tenia la boca entre abierta y de ella salían pequeños gemidos, sus ojos se encontraban cerrados ante el placer y su espalda estaba arqueada dejándome ver su hermosa cintura...

Segundos después Joaquín tomo mi cabello jalándolo y haciendo que nuestras vistas chocaran, su mirada intensa hacia que yo me pusiera duro.

-Joder –susurró Joaquín- creo que me vengo...–podía ver sus pupilas dilatadas y mordía levemente su labio- dios, eres tan bueno...

-Déjame escucharte una vez más bebé –dije, para después introducir todo su miembro en mi boca-

-¡Ah, E-emilio!–gimió Joaquín- D-detente..

Ignoré su pedido, pero sentí su mano alejándome lentamente de él.

-Pero amor...

-Hazme el amor ahora, te necesito dentro de mí –dijo Joaquín en modo de súplica-

-Ordenes son ordenes –dije en tono de susurro-

Comencé a repartir besos por todo su abdomen hasta llegar a su cuello donde dejé leves mordiscos, aun podía oír los leves gemidos de Joaquín, pero a mí no me era suficiente, necesitaba estar adentro de él.

-¿Tienes lubricante? –preguntó Joaquín separándose de mi-

Asentí y estire mi brazo a la mesita de noche, abrí el cajón y agarre la pequeña botella.

-¿Estás seguro amor? –pregunte viéndolo y acariciando su mejilla-

-Muy seguro –dijo sonriendo-

Joaquín agarró la botella y distribuyó una generosa cantidad en mi miembro, un gemido sale de mis labios ante el suave tacto de sus manos.

-Mierda –susurré, no aguantaba más, la excitación nos invadía-

Tomé un poco de lubricante e hice lo mismo en la entrada de Joaquín, estaba tan jodidamente caliente, podía sentir con mis dedos lo apretado que estaba.

Una vez listo, lo tomé suavemente de las caderas e hice que quedara encima de mí, lentamente me introduje en él, lo miro fijamente pidiendo su aprobación y él solo asiente con la cabeza, ver su cara llena de placer, era el mismísimo paraíso.

-¿Estas bien? –pregunto dejando un beso en sus labios-

-Muy bien amor –vuelve a acortar la distancia entre nosotros con beso más lento, saboreando cada parte de nuestras bocas -

Bajo mis manos hacia su trasero y separo sus glúteos, levantando mi pelvis haciendo que su interior se llene por completo, me inclino a su pecho y dejo castos besos ahí.

-Eres hermoso -susurré mientras mis manos apretaban suavemente su trasero-

-Te amo bebé -contesta para después pasar sus brazos alrededor de mi cuello y besarme, sus caderas empezando a moverse lentamente, siguiendo el ritmo de mis movimientos, pero de un momento a otro comenzó a hacerlo con más fuerza, provocando que mis embestidas se volvieran más profundas-

-¡E-emilio!–gimió Joaquín-

Mi cuerpo se estremece al oírlo, necesitaba sentirlo más cerca, besé su hombro y empecé a moverme dentro y fuera de él, gimiendo mientras mis manos se movían por su cuerpo.

-¡Joaquín! –gemí con voz dura y lo penetré con más fuerza- maldición.

-¡Oh dios Emilio!–gimió Joaquín- más rápido.

Y en ese momento supe que toqué su punto débil, obedeciendo a su orden lo hice más rápido.

-M-mas, fuerte, hmh, si...así!

Mientras me aferraba a sus caderas y continuaba embistiendo en su interior, tomé su nuca con una mano y lo acerque a mí, Joaquín entreabrió los labios, permitiendo que mi lengua saboreara la suya, amaba besarlo de esa manera, se sentía tan jodidamente bien.

-Voy a correrme –gimió Joaquín contra mi boca- ¡Emilio!

-Hazlo –susurré embistiéndolo más fuerte, podía observar a Joaquín con las mejillas sonrojadas y a su pequeña boca formando una "O" con sus labios mientras gemía, verlo ahí siendo tan hermoso y lleno de placer hizo que llegará al orgasmo dentro de Joaquín, minutos después pude sentirlo correrse en mi abdomen seguido de un grito lleno de placer.

-Te amo -susurro con su voz agitada- 

-Yo también te amo Joaquín.

Y siempre lo amaré, hasta el último día de mi vida, lo prometo.

Porque esta noche somos dos y este momento es para siempre...



TODO SEA POR FAMA (EMILIACO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora