7. Un poco de esperanza.

3.5K 310 3
                                    

(NARRA JOAQUÍN)

Había veces en las que quería entender a Emilio, en otras ocasiones preferiría matarlo. Estábamos en un punto de nuestra relación; de amistad cabe recalcar, que cualquier cosa que dijéramos explotábamos y eso no era nada sano, lo sabía muy bien. Lo que no sabía era controlarme y ya no tenerle odio a Emilio.
Sentía la necesidad de cortar todo tipo de comunicación o todo lo que estuviera relacionado con él, pero sabía que eso no se podría y tampoco quería. Quizá y aún tenía un poco de esperanza en recuperar a mi amigo.
Me dispuse a salir de mi oficina para dirigirme a mi cuarto.

-¿Tu aquí de nuevo? –pregunté mirando a Emilio que por cierto estaba acostado en mi cama-

-Te dije que esperaría ¿no? –respondió levantándose. -

No sé porque me sorprendía el hecho de encontrarlo en mi cuarto, si desde pequeños hacíamos eso.

-Sí, pero ahora prefiero que te vayas, estoy muy cansado, lo que menos quiero es verte.

Hubo un silencio incomodo, le había dolido, pero sabía que si se quedaba discutiríamos más y en este momento no tenía ganas.

-Todos están esperando a que defiendas a tu novio –dijo. Después agrego- Tienes que hacerlo.

-No, no tengo y en si no entiendo porque tanto drama, si acabas de publicar una foto mandandolo a la chingada.

-Claro por qué tu carrera no era la que se iba a ir a la mierda.

-Cierto –conteste quitándome la camisa- por eso no me importa. Se supone que tú puedes solucionar tus problemas ¿no? Sin ayuda de nadie mas -dije mirandolo-

Emilio muchas veces me dejó muy en claro que lo que menos quería era mi ayuda, seguía sin entenderlo cientos de veces lo quise ayudar y su respuesta fue: “Joaquín puedo solo, no necesito ayuda de nadie”. Entonces deje de insistir y dejo de importarme.

-Tienes razón, se me olvidaba que Joaquín siempre es un egoísta que solo le importa él y su carrera.

-Cómo puedes decir eso –contesté enojado- después de todas las veces que quise ayudarte y tu respuesta fue la misma.

-Claro –dijo ente dientes- como si yo te hubiera importado algún día.

Otra cosa que aprendí de Emilio es que rara vez reconocería sus errores, pero seguramente Emilio aprendió de mi a que soy un terco y no me dejo como antes.

-¿En serio tienes el descaro de decir que no me importabas? –de un momento a otro la atmósfera cambio, sentía los ojos llorosos- y todas las veces que fui a tu casa sin importar la hora y lo que me pudieran decir mis papás, todas esas veces que fuí para que tuvieras un hombro en el cual llorar. ¿Todas esas malditas veces que te defendí de tus amigos de mierda, eso no contó para nada?

-Me odias, siempre lo hiciste no sé porque ahora dices eso, nunca te importe, lo hacías porque nuestros padres son amigos y necesitabas quedar bien. Necesitabas un manager para tu carrera y ese era mi padre.

Quería decirle que lo llegué a amar en algún momento, necesitaba gritárselo, pero sabía que le valdría una mierda, como todo.

-No puedo creer lo mierda que llegues a ser y todo por tu carrera. Ese no es el Emilio que conozco.

-Ambos sabemos que tú y yo somos una mierda y tu harías lo mismo por tu carrera, sabes que aquí todo es bien permitido. Pero tranquilo ahora sé que Joaquín siempre fue así.

-No te atrevas Emilio, sabes que yo no era así –dije susurrando-

Tenía un nudo en la garganta.

-Siempre lo fuimos, solo que tratábamos de ocultarlo.

-Para –dije- para por favor no sabes lo que dices.

-Haz lo que te digo maldita sea, no por nada tenemos un contrato.

-No, cállate, ya no sabes lo que dices –dije exasperado-

-Estamos discutiendo por nada –dijo – solo contéstale a Diego.

-Vete por favor.

No quería que Emilio me viera llorar, juré que tendría la frente en alto siempre que se tratará de Emilio haciéndome sentir mal. Pero hay ocasiones que no aguanto. No aguanto el hecho de saber que para Emilio nuestra amistad no significo nada, necesitaba llorar, llorar y gritar; mi respiración se volvía agitada, mi garganta ardía y Emilio solo me observaba.
Estaba teniendo un ataque.

-Vete –repetí susurrando-. P-por favor Emilio.

Sentía que el piso se movía, yo me movía y no podía mantenerme e pie.

-Joaquín, hey oy…

(NARRA EMILIO)

Se desmoronó en mis brazos y por un momento quedé paralizado.
Tuvo un ataque y yo fuí él que lo provocó.

-Ayuda –susurré y caí en cuenta que nadie me escuchaba- ¡AYUDA POR FAVOR! ¡RENATA! ¡ELIZABETH!  –grité desesperado- Mierda Joaquín, hey Joaco despierta –palmee su rostro, estaba pálido- ¡RENATA! –volví a gritar esta vez con más fuerza

-¿Qué pasa? –dijo entrando- Maldita sea ¿Qué le paso? ¡MAMÁ!

-T-tuvo un ataque y se desmayó, f-fue mi culpa.

-Puta madre –dijo enojada- tú y tus estupideces ¡MAMÁ LLAMA A UNA AMBULANCIA!

Oí como subían las escaleras corriendo.

-¡Joaquín! –dijo Elizabeth tirándose al piso a lado de mi- ¿Qué le pasó?

-Un ataque –contestó Renata- hay que llamar a la ambulancia, esta pálido ¡RÁPIDO!

Para este momento no sabía lo que pasaba, solo tenía a Joaquín entre mis brazos y oía voces distorsionadas.
Estaba sudando y apreté con fuerza el cuerpo de Joaco también estaba teniendo un ataque y el único que me podía calmar era él. Y no estaba bien por mi culpa.

-¡REACCIONA EMILIO!

TODO SEA POR FAMA (EMILIACO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora