SeokJin estaba en la cocina, por alguna razón con más hambre de la normal, creía estar equivocado, pero ese día no había amanecido con los mejores presentimientos, sin saber exactamente el porqué de su negativa recepción ese día, impartió camino a su refrigerador.
Tomó huevos y leche que a parto en el mesón junto con un paquete de harina, estaba inspirado y honestamente sentía que sus manos picaban por hacer algo, ese algo que se transformó entre meneos, especies e ingredientes demás en unos deliciosos hot cakes que disgustaría junto con el castaño más tarde, o al menos, eso pensaba él.
.
.
.
.
.
.
.
Se encontraba respirando pausadamente en medio de la sala y sonrió al mirar el reloj. Casi nunca solía despertar a HoSeok tan temprano pero estaba ansioso por hacer que el castaño probace su comida, además, tanta actividad con la agencia no daba lugar para sus encuentros.Sonrió tomando la bandeja entre sus manos y dirigiendo sus pasos a la habitación del menor, la cual estaba en la planta superior de su domicilio.
<<Espero que le guste.>> pensó mientras sus nudillos hacían contacto con la fina madera de la puerta.
- Hobie...- llamó con tranquilidad.
No recibió respuesta alguna, pero no se abstuvo y volvió a tocar.
- HoSeok...- llamó este vez un poco más fuerte.
Lo mismo pasó con el segundo llamado, con el tercero, el cuerto y el quinto llamado.
- ¡Jung HoSeok!- exclamó finalmente.
- No abriré la puerta SeokJin.- dijo el menor casi en un susurro.
- ¿Qué está pasado?- pregunto recostando su oreja a la puerta.
- Nada, simplemente no quiero abrir.
El pelinegro no creyó ni una palabra dicha por Hobie, y le dolía que este le mintiera.
- Por favor, HoSeok, puedo ayudarte. - respondió cambiando el semblante drásticamente a uno más dolido y preocupado.
- No necesito ayuda, vete por favor.
SeokJin se recostó en la puerta, SeokJin durmió en esa puerta, SeokJin lloró en esa puerta y la luz de la habitación nunca se encendió.