Sin pensarlo, Henry se encontraba en la cama de Julia.
Amos estaban mirándose.
Henry: - No intentes voltearte.
Julia: - ¿Por qué?
Henry: - Será más incómodo, nadie sabe que hace el otro, por que no lo veremos.
De igual manera, no era tan incómodo como creían que sería.
Los minutos pasaban y ambos seguían allí, acurrucados sobre ellos mismos, el frío les impedía dormir.
Henry: - Oye. ¿Tienes frío?
Julia: - Sí, mucho.
Henry: - Tengo mi manta de viaje, la traeré.
Henry se fue y volvió rápido.
Traía con el una pequeña manta celeste, con un peculiar perfume, podría decirse que olía a perfume de niño.
Henry se cubrió y también cubrió a Julia.
Era tan pequeña que apenas podía taparlos.
No podían moverse, cualquier movimiento ocasionaría quedarse sin manta.
Henry: - Acercate, puedes recosrtarte sobre mí, y yo te rodearé con mi brazo, así no tendremos frío.
Julia asintió sin ninguna queja, ambos tenían mucho frío.
Henry levantó su brazo y Julia se recostó sobre el.
A pesar de esa situación, ninguno sentía la necesidad de avergonzarse.
Luego de segundos de silencio comenzaron a hablar.
Julia: - ¿Por qué decidiste estudiar informática?
Henry: - Es una larga historia.
Julia: - Mañana es sábado, me estás abrazando y no tengo sueño, créeme, tengo tiempo.
Henry: - Está bien. Mis padres son empresarios, trabajaban en mi casa, pero, solían estar en sus oficinas, yo me aburría muy rápido entonces usaba mi computadora, instalaba y luego desinstalaba aplicaciones, mejoraba la cámara y los accesos directos, solía jugar videojuegos que me ponían rabioso y acababa partiendo la computadora, pero me divertía arreglandola, conectaba y desconectaba cables, hasta lograr que funcione, supongo que es gran parte de mi infancia y le tengo cariño.
Julia: - ¿Rompías las computadoras para arreglarlas? Que gran historia.
Henry: - ¿Tú? ¿Por qué literatura?
Julia: - Siempre amé escribir y redactar historias, desde pequeña, imaginaba mis propios guiones e historias, se las contaba a mis hermanos y a ellos les gustaba, sólo es eso, es bastante simple.
Henry: - No es simple, es pura, me parece increíble.
Julia: - ¿Tienes hermanos?
Henry: - Sí, un hermano que acaba de comenzar la primaria.
Julia: - Que adorable.
Henry: - Así es, pero...
Y así fue.
Pasaron horas y horas hablando.
Ellos continuaban sin que lo demás importara.
Hablaban de su vida, de sus peores y mejores momentos.
Hubieran continuado.
Pero por la ventana, aparecía el sol lentamente.
Henry: - ¿Como llegamos hasta aquí?
Julia: - Quien sabe. ¿No tienes frío? Tu mano está fuera de manta desde que la trajiste.
Henry: - No. ¿Por qué? ¿Tú tienes frío?
Henry tomó su mano congelada y la colocó sobre el cuello de Julia.
Julia saltó de la cama y se acariciaba el cuello mientras Henry reía a carcajadas.
Pronto Julia volvió a la cama, pero para sorpresa de Henry, ella volvió a recostarse sobre él.
Henry volvió a abrazarla y apoyó su cabeza sobre la de Julia.
Se sentían seguros.
Protegidos.
No estaban solos.
Tampoco se sentían solos.
Tal vez, habían encontrado a su otro par.
Pronto el sueño los atrapó, Julia y Henry se quedaron dormidos.
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Novios por accidente...
RandomDos desconocidos en el mismo apartamento. Este es el caso de Julia, alegre y dulce, con su nuevo compañero, Henry, alguien de pocas palabras. ¿Se llevarán bien? ¿Florecerá una historia de amor? Descúbrelo por tu cuenta, no vas a arrepentirte.