Ese era el plan.

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El desayuno fue muy rápido.
No todo es color rosa, ambos debían volver a la universidad ese día.
Por alguna razón, Harold no hizo sonar la puerta ese día, así que Julia estaba decidida a ir sola, pero Henry la interrumpió.
Henry: - Oye Julia...
Julia: - Dime.
Henry: - ¿Quieres que vaya contigo?
Julia no pudo evitar sonreír, lo miró fijamente y asintió de una manera dulce.
Henry juntó sus cosas rápidamente y salieron del apartamento.
Caminaron de la mano hasta que comenzaron a visualizar mucha gente.
Justo en la puerta de la universidad, tuvieron que separar sus caminos.
Julia se aseguró de no ver a nadie a su alrededor y beso rápidamente la mejilla de Henry, él le dedicó una hermosa sonrisa y esperó a que ella entrara.
Lo primero que vio Julia al ingresar a la universidad, fue a su amigo, Harold, de la mano con una chica, era alta, se podría decir que de la misma estatura o incluso más alta que él.
Sonrió y corrió para verlos.
Julia: - ¡Hola!
Harold: - Julia, no te había visto.
Julia: - ¿No vas a presentarnos?
Harold se sonrojó.
Harold: - Sí, claro. Ella es...
Julia: - Daniella, lo sé, solo bromeaba.
Daniella: - ¡Hola! Un gusto conocerte. Eres la novia de Henry, Julia, ¿cierto?
Julia: - Sólo pasó un día... Harold, ¿tan complicado es guardar un secreto?
Los tres rieron.
Julia: - Bueno, debo entrar. Fue un gusto conocerte, un día de estos podríamos ir a cenar con Andrea, la novia de Will.
Daniella: - Me parece una idea genial.
Julia: - Nos vemos.
Julia dejó el lugar para permitir que los novios pudieran hacer lo que quisieran antes de entrar a clases.
A los minutos, Harold entró y se sentó junto a Julia.
Julia: - ¡Traicionero! No viniste a buscarme por la mañana.
Harold: - Es que quería acompañar a Daniella.
Julia: - Bobo, solo bromeo, son una hermosa pareja.
Harold: - Gracias.
Julia: - Además... me diste la oportunidad de que Henry me acompañara.
Harold: - Ese era el plan...
Julia: - ¿Qué?
Harold: - Nada... Solo creí que era buena idea.
Julia comenzó a reír.
Pronto comenzó la clase, y por suerte, no duró mucho, rápidamente llegó la hora de irse.
Mientras caminaban, Harold se detuvo.
Harold: - Oye, creo que aquí te dejo.
Julia: - ¿Por qué?
Harold: - Alguien vino por tí.
Harold sonrió y se fue.
Julia se acercó a la puerta, y ahí estaba Henry, que la recibió con una tierna mueca

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