Se corre el rumor de que te ama » EXO

26. Día de talentos (Parte II)

Actualizo inesperadamente porque sí.

¡Espero que disfruten este capítulo, tanto como yo!

¡A leer!

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🌫🦊🐻🐑🌫

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Jongin respiró hondo mientras oía el discurso de los profesores de danza, a la vez que miraba a sus compañeros ubicarse en sus posiciones. Era el momento por el cual los tres habían estado ensayando arduamente, era el tiempo de dejar fluir la melodía a través de sus cuerpos.

—A todas las personas presentes, les invitamos a recibir con un fuerte aplauso a Kim Jongin, Oh Sehun y, nuestro también compositor... Zhang Yìxīng.

El hecho de que Yìxīng se hubiera animado a participar, había sido inesperado para algunos, pero ciertamente, Jongin ya se lo esperaba (Yunho y Moonbyul tampoco estuvieron sorprendidos). El interés de su compañero en participar había surgido días después de que hubiese entregado su composición para la función teatral y se había acoplado sin problemas, practicando arduamente.

Los tres muchachos se miraron y asintieron una vez. Las cortinas se fueron abriendo, las luces se tornaron azuladas, transformando un humo naciente en espuma de mar y las teclas de un piano empezaron a sonar, tímidas, como el sol naciente tocando el agua salada.

Ya no eran tres simples chicos en un escenario de su escuela.

Eran un ser del mar, un joven tritón que un día visitó la superficie, curioso de conocer el mundo de los humanos y que cayó rendidamente enamorado del príncipe, salvándole de morir ahogado cuando se desató una tormenta. Tan fuerte fue su amor, que fue donde la Bruja del mar y le entregó su voz a cambio de piernas, ilusionado con la idea de casarse y tener un final feliz con el apuesto humano.

Pero aquella tierra le dio un destino trágico: el príncipe se casó con la hija de otro reino, creyendo que ella lo había salvado en aquel día tempestuoso.

La luz de color océano se posa en Jongin, quien eleva la mirada herida, destrozado. Sus dedos se curvan, sus muñecas se ondean dirigiéndose a donde late su corazón, que no deja de envenenarle la sangre con amargura.

El precio de su deseo había sido alto: nunca podría volver a casa y ahora, con el corazón roto, moriría al amanecer, siendo nada más que espuma de mar. Sin alma, sin vestigio de haber existido. Solo siendo... nada.

Sehun gira en su lugar, sus manos se juntan y forma suaves olas, anhelando volver a su hogar. Sus piernas duelen, su torso se curva y solloza, porque este desamor le lastima demasiado.

Bajo las luces del escenario, los tres chicos se miran, afligidos, sus dedos se entrelazan, buscando consuelo e intercambian de lugar, para luego caer bajo una gravedad impropia, como si de pronto flotaran, como si el agua amortiguase un duro golpe.

Yìxīng da un salto, se tapa el rostro y, furioso, se pasa las manos por las mejillas húmedas. Se agarra la camisa con fuerza, sus puños tiemblan, queda derrotado mientras observa el mar, sin importarle cómo el viento golpea su débil cuerpo. ¡Todo por lo había renunciado y lo que tuvo que sufrir...!

Pero a la medianoche, una de sus hermanas mayores se acerca a él: ha intercambiado sus mágicos cabellos por una daga que la Bruja del Mar le dio. Si asesinaba al príncipe y dejaba correr su sangre por sus pies, volvería a ser un tritón, todo su sufrimiento terminaría y podría vivir bajo el mar.