30. ¡Nos vemos!

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Hello. Es feriado por aquí, así que lo aprovecho para ustedes. 

Último capítulo. 

¡El siguiente es el epílogo!

Disfruten :D

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🐼🐲

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Zitao despidió con una sonrisa a la familia que se retiraba del restaurante, satisfecho de ayudar a sus padres en un negocio que estaba prosperando cada vez más. Sabía que no tenía la obligación de estar allí, sobre todo por el entrenamiento de wushu que aún llevaba y las horas de estudio que debía de dedicar para el tema de la universidad; pero estar en el colorido lugar amplio, le hacía sentirse bien.

El muchacho ayudó a uno de los meseros a colocar los platos en la bandeja y se dirigió al mostrador para solo poner una sonrisita pícara a su madre, como si fuera un niño lográndose salir con la suya.

—Dijiste que solo sería cinco minutos, Taozi —le dijo ella, en un tono cariñoso y falsamente amenazador.

—Lo sé —Se acercó para darle un beso en la mejilla—. Venía para despedirme, voy a la casa de Yifan.

—¿Cuándo volverá? Ya lo echo de menos...

—Mamá, vino ayer.

—Por eso...

Tao solo atinó a negar con la cabeza con diversión y prosiguió a despedirse de su distraído padre, a quien le proporcionó un abrazo por detrás, asustándolo.

—Un día de estos, me vas a provocar un infarto —rio el señor, despeinando el cabello de su hijo—. Mándale mis saludos a Yifan y a su padre. Saben que pueden venir las veces que quieran.

—Está bien —El muchacho se echó la mochila al hombro—. ¡Los veo luego!

De esta forma, Zitao caminó unas cuantas cuadras, cantando por lo bajo las líneas de Joji que salían de sus audífonos, apreciando el cielo despejado y sumiéndose en vagos pensamientos.

Desde aquella graduación, había una duda constante en torno a qué haría ahora. Sus padres estaban dispuestos a apoyarlo en lo que decidiera, pero aun así, aquella presión de decidir sobre su futuro era algo... aterrador.

Ya había recibido invitaciones de ingresar como un alumno deportista, por el tema del wushu, pero nunca había considerado ejercerlo profesionalmente... Era más un pasatiempo. Y también estaba la posibilidad de estar en la Universidad Nacional de Seúl o en la K-Arts, por el tema del canto.

Si elegía Canto, era un hecho que tendría que mudarse y dejar a sus padres en Busan, lo que le provocaba ligera ansiedad. Adoraba demasiado a su familia.

Y Yifan, por supuesto, estaba en otra disyuntiva similar a la de él.

En la graduación, procuró estar a su lado (hasta sus padres trataron de hacer la situación más sencilla de sobrellevar), ya que, por supuesto, los dos papás de Yifan tenían que estar en la ceremonia.

De solo recordar que Yifan había mostrado una fachada que Zitao rápidamente rompió al notar que algo no andaba bien y enterándose sobre el divorcio de los señores Wu, Tao se volvió su más grande soporte.

Se corre el rumor de que te ama » EXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora