28. Somos uno

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Baekseok High School

PROMOCIÓN: «WE ARE ONE»

Tiene el agrado de invitarle a la ceremonia de graduación.

Agradecemos su gentil asistencia y puntualidad.

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Kyungsoo había extendido su ropa sobre la cama tras vaciar los cajones y los armarios y contempló el desorden con la esperanza de que apareciera alguna prenda apropiada que le hiciera verse atractivo y adulto, algo capaz de transmitir la sensación de «ocasión especial». Pero se había quedado sin opciones.

Si Baekhyun o Junmyeon se enteraran de que no se había tomado la molestia de dejar sus cosas listas, probablemente le hubieran regañado.

Pero en su defensa, había estado tan inmerso en los exámenes finales, estudiando con Jongin y a veces con Minseok, que se había olvidado de que hoy era su graduación.

Aplausos para ti, Kyungsoo.

Era ya hora de irse y tenía puesta la ropa interior, el pantalón de vestir y sus calcetines negros. Siendo sincero, casi todo su guardarropa iba en la gama de tonos oscuros, razón por la cual deseaba probar con nuevos colores. Usar la camisa celeste que le había mandado Sueji desde China era la meta, pero si tan solo la encontrara...

El pelirrojo torció el gesto al ver su propio desorden y dio media vuelta, volviendo a abrir su armario.

—¡Ajá! —musitó para sí mismo, aliviado.

Bueno, tal vez no había buscado bien. Sus niveles de distracción parecían haberse superado con creces.

Se puso la camisa celeste rápidamente, la abotonó y se miró al espejo. Su cabello rojizo lacio caía sobre su frente, haciéndole parecer un niño perdido... lo cual no era la idea.

Toc, toc, toc.

El muchacho dio un salto.

—¿Todavía no estás listo? ¡Vamos a llegar tarde! —se quejó Ryeowook, que parecía estar inusualmente con los nervios a flor de piel.

—¡Ya voy! —le gritó Kyungsoo, oyendo cómo los pasos de su hermano se alejaban escaleras abajo.

Con prisa, agarró el fijador de cabello que Baekhyun le había obsequiado hace unas semanas, aludiendo que «debía probar nuevos peinados». Haciendo memoria de la vez que sus amigos le habían vestido y peinado a la fuerza para la fiesta del año pasado (con un final no tan afortunado), tomó el cepillo y empezó a arreglar su cabello.

Diez minutos después, satisfecho por cómo lucía, se echó al brazo la toga azul noche para la graduación y bajó las escaleras a todo correr.

—¡Listo! —gritó.

—¡Al fin! —exclamó su hermano, elevando los brazos como si fuera un milagro.

—Estás muy guapo —dijo su padre, sin poder contener la emoción—. ¿Y esa camisa? ¿Cuándo te la compraste?

Se corre el rumor de que te ama » EXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora