Capítulo 8. esta vez sí mataré al cejotas...¿o no?

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Me desperté horas antes de que amaneciera, hoy iría a matar a ese poste con cejas y está vez no fallaría, arregle el sillón y doble las cobijas dejándolas a un lado, me equipe con lo necesario; una pistola, una navaja y mi celular serían todo lo que necesitaría. Comí una fruta y me encamine hacia el pueblo.

Al llegar me dirigí hacia el primer auto que encontré y con la navaja forcejee para que la puerta se abriera, después hice lo mismo para que encendiera y lo logré con total éxito.

Me dirigí a la casa del cejotas, la cual había descubierto después de vigilarlo durante horas en el bar y haberlo seguido hasta aquí. Sonreí maliciosamente mientras cerraba la puerta del auto y me dirigí a la parte trasera de la casa. Allí ví un montón de basura acumulada la cual trepé con asco y salte al otro lado, corrí por el césped pero a los segundos escuché ladridos qué se dirigían hacia mí y salí corriendo hacia la primera puerta que ví y me metí allí a toda prisa cerrando de inmediato la puerta.
Regule mi respiración y después decidí avanzar, buscando la luz descubriendo que era un pequeño cuartito donde guardaban miles de pelotas para hacer diferentes deportes.

- maldición - dije para mí mismo viendo ese montón de pelotas mientras escuchaba que los perros seguían allí olfateandome y reconociendo me como desconocido de inmediato.
Tomé una pelota de fútbol y abrí velozmente la puerta tirando la pelota con la mayor fuerza haciendo que los perros siguieran la pelota con curiosidad, aproveché ese hecho y salí corriendo hacia la dirección contraria y entre en la primera puerta que ví, la cual parecía ser la cocina que estaba desierta. ese hecho se me hizo bastante raro pero decidí seguir adelante. Salí de la cocina en total silencio con la pistola en mano y me dirigí hacia el gran pasillo que está desierto de igual forma, ignore ese hecho y seguí mi camino subiendo a paso apresurado las escaleras dirigiendome a un pasillo el cual tenía miles de habitaciones.

- tch, todas estas mierdas son iguales - dije refiriéndome a las extravagantes mansiones de esos imbéciles con dinero.

Entre a cada habitación con precaución apuntando hacia cualquier posible lugar en donde podrían atacarme y seguí avanzando, pero no encontré nada, ni personas ni al cejotas, lo cual me decepcionó un poco ya que me estaba volviendo loco por poder matar a alguien y meterle una bala en el cerebro a alguien.

- alguien,alguien, alguien, alguien - susurraba desesperado intentando encontrar a alguien para hacerlo suplicar.

De pronto escuché la madera crujir detrás de mí advirtiendome que alguien estaba detrás de mí. Me di media vuelta apuntando le pronunciando un pequeño "ajá", pero en el momento que iba a apretar el gatillo di un pequeño vistazo a la persona que mataría y palidecí al darme cuenta que se trataba del mismísimo Erwin Smith.

- t-tu - titubie, pero cambie mi rostro a uno serio y severo recordando mi misión de matar a este maldito.

- así es.... yo - pronunció con una sonrisa divertida y despreocupada.

- vamos a ver si sigues sonriendo cuando te atraviese la frente con una bala.

- qué tal si lo averiguamos - dijo, provocándome.

- de acuerdo - dije apuntando le, pero en lo que iba a disparar una estampida de hombres se me abalanzó y solo logré dispararle a tres logrando huir siendo perseguido por varios que apuntaban al azar y fallaban.

- Ja ja ja - reía mientras escivaba las balas y a los hombres que intentaban atraparme.

- bang - pronuncie disparando hacia un hombre justo entre las cejas provocando que muriera de inmediato.

Baje apresuradamente las escaleras pero me tropecé ligeramente haciendo que una bala rozara mi brazo provocandome un quejido pero no me detuve y seguí corriendo hasta salir por la puerta de la cocina y escondiendome en el cuartucho donde se encontraban las pelotas.
Respire agitadamente y me senté en una esquina revisando mi brazo que sangraba, arranqué un pedazo de mi camisa y me lo amarre deteniendo la sangre y tapándo la herida para evitar que se contaminace.
Escuchaba claramente como todos me buscaban y hacían un desastre por la mansión, los perros olfateaban de lejos y percibía que pronto sería encontrado.

Cerré los ojos un momento debido al repentino cansancio que sentía, ¿Que me pasa?, Sentía mis ojos pesar y sentía que lo mejor que podía hacer ahora era dormir. Fui quedando dormido mientras escuchaba una puerta ser abierta y luz entrando y molestandome un poco, pero ni así hice caso en despertar.

- si que eres travieso - fue lo último que escuché antes de caer totalmente dormido.

Continuara...
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Siento que haya sido muy corto pero quería dejarlo en suspenso además que hace poco publique el anterior así que es un poco justo.

Espero que les haya gustado mucho.

Nos vemos en el próximo capi.

Adiosito.

Los psicópatas también se enamoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora