Capítulo 9

1.4K 243 31
                                    

RECUERDOS DE UN PASADO NO MUY LEJANO


CON LUZ BLANCA ENTRANDO por las copas de los árboles, Jin caminó entre la naturaleza transformado en lo que muchos, si lo vieran, llamarían monstruo.

Sus pasos eran firmes, y sus cuatro patas con garras filosas lo llevaron hasta la extensión del bosque que no pertenecía a la Reserva, sino más bien, a Hiddenville. Aquella sección era más espesa, mucho más fría que su cálido pueblo, dado que las montañas cubrían gran parte del territorio, y la humedad siempre estaba presente en los alrededores. A Jin le gustaba aquel pueblo oculto, donde la fragancia de los pinos y cedros eran su aroma característico, y la tierra mojada su mejor compañero.

Cuando niño, Jin había memorizado cada uno de aquellos rincones, mismos en los que ahora caminaba con gracia, siguiendo el silbido del viento. No hacía falta iluminación en su andar, y los sonidos nocturnos eran la música que lo acompañaba junto a sus viejos recuerdos.

Los ojos de Jin brillaban. Lo hacían con una intensidad caudalosa y centelleante. Eran casi tan parecidos al viejo río en donde solía pescar, uno cuyo caudal lograba resonar entre el canto del bosque. Jin se detuvo justo en la orilla, y no pudo contener su inmensa curiosidad.

Dando un paso hacia adelante, el reflejo de lo que ahora era se mostró en el agua cristalina. No se sorprendió cuando sus propios ojos ambarinos lo miraron con cautela. Si fuese sincero, él también tendría miedo de sí mismo.

Un lobo. Eso es lo que era. De esa manera había nacido. Pero si alguien le hubiese dicho que se transformaría en esto al alcanzar su madurez, Jin se hubiese reído. Ahora, más que un lobo común, Jin era prácticamente una bestia. Grandes patas con garras, tamaño descomunal para una especie pequeña. Hocico alargado, colmillos blancos y puntiagudos capaces de desprender fácilmente la carne de los huesos. Pelaje cobrizo y brilloso, estructura poderosa como una coraza.

Sin embargo, también era hermoso. Jin se había presentado como alfa a sus catorce años, acompañado de su primer celo. La transición había sido difícil, y aunque la ayuda de su padre y madre había estado con él en todo momento, el sentimiento y el ardor habían sido agonizantes. Finalmente, cuando todo había terminado, Jin había alzado la vista y vio el rostro de su madre cubierto en lágrimas, el orgullo era palpable en cada una de sus facciones. Fue cuando se dio cuenta del peso que su linaje conllevaba.

Todo el pueblo había hablado de él en aquellos días. Nadie como Jin se veía tan imponente y precioso. Su altura era mayor a la de otros lobos, y su pelaje cobrizo atraía sin duda a pretendientes que adoraban apreciarlo en su lobuna forma.

Pero, a pesar de haber sido bendecido por la luna dándole lo mejor de su especie, Jin simplemente no lo quería, no cuando eso significaba alejarse cada vez más del ser al que tanto amaba.

Aquel astro tendría que estar jugando con él de alguna manera, debía de ser eso. Porque no podía darle todo a alguien y a la vez quitárselo por completo. Mostrarle los mejores placeres, las cosas hermosas, la belleza incrustada en la simplicidad de la vida, y todavía así apartarlo de ello como si fuese su propia kriptonita.

Jin expulsó de sus grandes fosas un soplido que distorsionó su reflejo en el agua. Hoy parecía odiarse por completo.

La luna sobre su cabeza, una enteramente llena, se reía de él y le mandaba rayos de luz en respuesta. ¿Acaso su astro madre le estaba tratando de decir algo? No estaba seguro de ello, y tampoco lo averiguaría, aunque se quedara en el claro junto al río por el resto de su vida.

Pero entonces, Jin pensó en la respuesta que él tanto quería. La solución a su añoranza estaba allí, a metros de distancia durmiendo sobre su cama, exhalando respiraciones compaginadas a los latidos cándidos de su corazón. Yoongi, de quien estaba profundamente enamorado, se sentía tan lejos a pesar de estar tan cerca.

WOLF SONG 》JINSUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora