Capítulo 10

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BIENVENIDO


YOONGI CAMINABA HACIA su edificio con la mirada en el suelo y perdido entre sus pensamientos. No había logrado descansar lo suficiente, y la falta de energía ahora estaba haciendo de las suyas causando en él miles de bostezos. Entre las grandes exhalaciones de aire, lágrimas se formaban en la comisura de sus ojos, y aunque Yoongi meditaba mucho sobre lo que había soñado anoche, tenía que admitir que parte de esas lágrimas eran por el recuerdo.

Limpiándose los ojos con el dorso de su mano, Yoongi miró los alrededores. Chicos y chicas caminaban por todos lados. Algunos lo esquivaban de su camino, otros simplemente parecían ignorarlo. No era como si esperara que las personas le diesen los buenos días o le sonrieran al pasar a su lado, pero se había percatado últimamente que nadie lo miraba, al menos no como lo hacían antes.

Era algo sumamente extraño, pero se sacudió la sospecha al oír una voz familiar a sus espaldas, y Yoongi se detuvo al reconocerla al instante.

—¡Yoon! —gritó Nambu, corriendo en dirección a Yoongi con una sonrisa en el rostro y una mochila visiblemente pesada—. ¡Espera!

—¿Nambu? —para Yoongi fue imposible no sonreír al verla, pues habían sido varios días en las que la chica se había perdido de su vista, y decir que no se había preocupado hubiese sido una mentira.

—¡Yoon! —gritó una vez más Nambu, pero esta vez deteniéndose frente a Yoongi—. ¡¿Cómo estás?!

—¿Por qué gritas? —riendo, Yoongi llevó una de sus manos hacia la frente de Nambu, haciendo a un lado varios de los cabellos despeinados que volaban con el aire—. ¿Cómo estás tú?

—No estoy gritando —dijo Nambu, haciendo un leve mohín que no impidió que sus ojos grises brillaran con entusiasmo—. Pero me alegra verte.

—Eres tú quien desaparece.

—Lo sé —Nambu infló los mofletes y luego agregó—: Y lo siento, estuve ocupada con trabajos importantes. ¡Pero no voy a hablar de tareas ahora! No me has dicho cómo estás.

Metiendo las manos en sus bolsillos, Yoongi se encogió de hombros y respondió: —Estoy bien.

—Pareces... —Nambu hizo un gesto extraño mientras miraba a Yoongi de pies a cabeza. No escapó de ella que el aroma característico de Yoongi se había opacado considerablemente, y olfateando con discreción, como si estuviese tomando un poco de aire para terminar la frase, concluyó: —Diferente.

—¿Diferente? —Yoongi frunció el ceño—. No me siento diferente.

—Sí —dijo Nambu—, como que hay algo nuevo en ti.

—Si te refieres a mi ropa, es una viejita que tenía guardada en el closet, no es nueva.

—¡No, tonto! —Nambu sonrió, negando rápidamente mientras enganchaba su brazo al de Yoongi para desviarlo de su camino—. Olvídalo. No importa. ¿A dónde ibas?

Diciéndose a sí mismo que Nambu siempre había sido una chica bastante extraña, Yoongi dejó pasar el tema y se dejó llevar por ella hacia una de las bancas cerca de la cafetería. En el trayecto, Nambu le platicó a Yoongi que sus trabajos la habían tenido atareada toda la semana, y que por culpa de uno de sus amigos casi saca una mala nota.

Nambu era muy habladora. Yoongi podía darse cuenta de ello. Y también lo hacía muy rápido, por lo cual historias sobre su hermano sobreprotector, su amigo irresponsable, su accidente con la secadora de cabello y su lista interminable de deberes mantuvieron a Yoongi entretenido hasta que casi era hora de entrar a clases.

WOLF SONG 》JINSUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora