Capítulo 37

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PESADILLAS HECHAS REALIDAD


JIN


RESGUARDO LAS RODILLAS en lo profundo de mi pecho mientras con fuerza aprieto mis oídos. Hay gritos que provienen de afuera, y el temor sacude mi cuerpo haciéndome temblar. Por la ventana, luz anaranjada entra en raudales en una habitación escura y cerrada. Y a mi lado, donde debería estar Taehyung, únicamente me acompaña el lobo de peluche que me había dado mi madre cuando cumplí tres años.

—¡Mamá, papá, ayuda! —grito, con la esperanza de que alguien me escuche, pero siento que he perdido mi voz.

Mi familia me ha escondido para no vivir el infierno que se suscita allá afuera. Lo último que vi antes de que las puertas se cerraran fue el fuego ardiendo como una llamarada de caos, casas incendiadas y lobos aullando cuando su pelaje alcanzó las flamas. Todo estaba siendo destruido por personas que jamás había visto en mi pueblo, y risas profundas gobernaron por sobre el bullicio expandiendo el miedo entre nosotros.

"Te quedarás aquí, cielo. No hagas ruido", había dicho mamá cuando sus brazos me abandonaron y su rostro se llenó de lágrimas. "Volveré pronto. Te lo prometo".

Sin embargo, ese pronto se ha sentido eterno.

Giro mi cabeza y me encuentro con el lobo blanco que me acompaña. Tomándolo con timidez, lo envuelvo con mis manos y sus ojos negros me observan con detención. Algo me dice que he visto ese color de pupilas mucho antes, pero la extrañes del momento y el peligro en el que estoy no me deja pensar con claridad.

De pronto, la puerta cruje como si quisieran abrirla y con todas mis fuerzas me refugio en la suavidad de su pelaje. Me estremezco cuando el ruido se hace cada vez más agresivo, y cubro mi boca para ahogar los sollozos, pero es muy difícil contenerse. Quiero evitar llamar la atención, y trato de hacerme un ovillo en la misma esquina en la que he estado. A mi alrededor, sólo hay madera desgastada que funciona como piso y una mesa que no tiene absolutamente nada. Y todavía así, estoy desesperado por encontrar otro lugar y desaparecer de quien sea que esté desesperado por pasar.

Entonces, el material cede y gigantes astillas vuelan por todas las direcciones. Hay humo proveniente de afuera, y su olor desagradable se filtra inundando la habitación con la intención de asfixiarme. También hace que sea complicado ver el monstruo atravesando el umbral, y tengo que apretar las piernas contra mi pecho aun cuando es doloroso.

—Sé que estás ahí —dice; la voz es tan grave que manda escalofríos a través de mi cuerpo—. Tu sangre no puede esconderte.

Sin poder resistirlo, me pongo a llorar. Ni siquiera estoy seguro de lo que significa, sólo me siento necesitado y quiero que mis padres vengan por mí lo más pronto posible. Pero desear no es suficiente. Mi mente está colapsada por el miedo y no escucho a nadie hablándome por el vínculo. Es como si estuviese marchito, sin vida, y me siento rotundamente solo.

—¡Vete! —imploro. Sin embargo, cuando alzo la cabeza, mis ojos se topan con una sombra muy extraña, y esta acorta la distancia en tan solo dos segundos dirigiéndose hacia mí.

Un grito ahogado me abandona cuando soy tomado por el cuello con una mano que sobresale de la tiniebla en forma de hombre. El aliento me falta, y una angustia me llena mientras trato de respirar y fallo lastimosamente.

Mis pies dejan de tocar el piso y mi lobo de peluche cae sobre el polvo ensuciando su blancura. Soy tan pequeño que siento que floto en el aire, y la risa maléfica que estridente rebota por las paredes es la misma que ha desatado toda esta muerte y destrucción.

WOLF SONG 》JINSUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora