Capítulo 55

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PENUMBRA

U2 (Tercer contacto)

Comienzo del eclipse total. La superficie lunar entra completamente dentro de la umbra terrestre.

04 DE DICIEMBRE

3:25am



HYEJIN TROPEZÓ con sus patas, cayendo sobre la tierra húmeda por el sereno. Ella gimoteó con dolor, pues su cuerpo, a pesar de estar transformada, no respondía con normalidad. El eclipse era el causante de que su recuperación se ralentizara, y Hyejin sabía que, si no se apresuraba a encontrar a alguien, tampoco podría volver a ser humana, ni mucho menos Moonbyul.

Byul, pensó para sí misma, hallando fortaleza en el recuerdo de una de sus mejores amigas. Ella debía ayudar a Moonbyul, tenía que salvarla, de lo contrario, su muerte sería algo que jamás se perdonaría.

Hyejin avanzó con dificultad, tratando de volver a trotar, pero tenía una pata herida, y le dolía el cuerpo por haber sido magullado en la explosión. Entonces, con la mente nublada por la tristeza, y sus sentidos opacándose tal como la luna, Hyejin perdió el curso, y se adentró en otro extremo del bosque. Así pues, siguió el único camino que parecía estar marcado en la tierra, mientras imploraba al cielo por un milagro.

El cielo, por otro lado, escuchó sus plegarias. Cerca, pequeños puntos de luz se visualizaron junto a los ruidos de pisadas. Las hojas que permanecían secas aún hacían su sonido peculiar, y los insectos que sobrevivieron mandaban su estridulación al aire con cada movimiento que percibían alrededor. Hyejin quiso estallar en lágrimas, pero apretó su garganta y se obligó a aproximarse a los individuos para verificar si eran buena o mala compañía. Rezando, Hyejin esperó que fuese lo primero.

Escondiéndose detrás de un matorral bastante dañado, Hyejin aguardó.

Con un poco de temor, observó a una larga caravana desplazarse sin prisa. Sin embargo, también mantenían un paso constante, como si ellos quisieran llegar a tiempo hacia su destino. En su mayoría, eran personas jóvenes. Hyejin se dio cuenta que la multitud no pasaba de los treinta años, e incluso había algunos que podrían estar en su adolescencia. A ella le pareció muy extraño.

—¡Vamos!, ¡ya casi llegamos! —Hyejin desvió su atención hacia la voz de mando. Esta pertenecía a una mujer que caminaba presurosa a lo largo de la caravana, dando palmadas de ánimo a la gente. Hyejin tembló un poco, sus heridas mandaban punzadas por todo su cuerpo y, de pronto, sintió la necesidad de tumbarse.

No, no puedo hacerlo, pensó, porque si lo hacía, su lobo se daría por vencido. No quería dejarse morir.

Tratando de controlarse, Hyejin se acercó. Estas personas no lucían como el ejército de Donggun, y sus prendas eran de un color vivo y armonioso que definitivamente se diferenciaba de ellos. Ella se agachó, arrastrándose con las cuatro patas para no llamar demasiado la atención. Si llegaban a verla, al menos estaría indicando que ella no era una amenaza.

—¡Estaremos en breve en Reserva!, ¡cuidado con los heridos! —la mujer anunció, apresurándose a su posición inicial al frente de la caravana. Empero, antes de poder hacerlo, ella se detuvo, aspirando un poco del aire de la noche—. ¡Corine! —llamó. Enseguida, una chica joven se aproximó, y la mujer señaló hacia el bosque—. Ve allí, huelo a sangre.

—¡Sí!

Hyejin se cundió de pánico. Una parte de ella rogaba por permanecer fuerte, pues Moonbyul aún estaba allí afuera, esperando, pero el otro lado de su razón mandaba señales de alerta, haciéndola dudar porque estaban en plena guerra, y no se suponía que confiara en nadie.

WOLF SONG 》JINSUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora