"FELIZ" RusMex

Vaticano...

—¡México!— le gritó la ONU al ver que no le estaba prestando atención.

El latino salió de su trance y miró a la organización enfrente suyo.
—Lo siento...— dijo para después salir corriendo, ignorando los llamados de la ONU.

—Agh, maldita sea, ¡Ayúdenme a atraparlo!— la ONU junto a los demás países salieron de la sala y siguieron al tricolor.

Rusia, aún con Yucatán en sus brazos siguió a los países de cerca, encontrando que México se dirigía hacia el techo.

El latino ya estaba ahí, observando con odio al "país" que estaba delante de él, con su hijo.
—Vaticano...— Susurro México con odio.

Este sonrió, Sinaloa estaba siendo ahorcado por el mientras que esto mismo lo detenía de no caerse ya que estaban a una gran altura, si Vaticano lo soltaba, el caería y moriría.

—Deja a mi hijo...— Cada segundo que pasaba, el techo se iba llenado de países.
Rusia se posicionó al lado de México junto con la ONU y España.

—Dejame pensar... no.— dijo burlón aquel país, de su cintura sacó una navaja de tamaño pequeño y apunto al estómago del estado.
—Veras México, tú tienes algo que me hace falta, pero no quieres admitirlo.— comenzó a enterrar el cuchillo poco a poco, México intento ir hacia él, pero ONU le detuvo.

—Damelas.— dijo con enojo el Vaticano matando con la mirada al tricolor.

Pasaron los minutos y no hubo respuesta.
—Como quieras.— enterró por completo la navaja y dejó caer el cuerpo de Sinaloa, era un edificio muy grande y la caída lo mataría.

—¡Sinaloa!— gritó México, se soltó de agarre de ONU y corrió por su hijo, saltando de la azotea.

—¡¡¡México!!!— gritaron todos los países, Rusia abrazo a Yucatán más fuerte.

Sin embargo, una sombra los sorprendió, era un águila de gran tamaño, pensaron algunos, no obstante el cuerpo de Sinaloa estaba él.

—¡La sabía!— gritó Vaticano.

Seguido de esto, todos observaron aquellas alas que provenían de México.

México tenía alas...