Tenemos que hablar

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—¡Mira mamá!—grito Tenochtitlán corriendo hacia su progenitora.
—¿No es bonita?— le preguntó, tenía una hermosa águila en su brazo.

—Si cariño, es muy hermosa.— dijo Azteca acariciando al ser con plumas.
—Ve a mostrárselo a tu padre.— enseguida, Tenochtitlán corrió por toda la aldea hacia el templo.

—¡Papá, papá! ¡Mira esto!— su padre, palideció al verlo con un animal de tal magnitud, pero se tranquilizó cuando una hermosa sonrisa posaba el rostro de su hijo. —Si Tenoch, es hermosa.—

Rato después, llego su madre y con un cálido beso su padre la recibió.

—¿Qué es eso?— apunto al mar, observando grandes embarcaciones acercarse a ellos.
—Azteca, llévate a nuestro hijo, iré a ver.— dijo su padre, seguidamente, fue cargado por su madre en dirección al lugar más lejos y oculto del lugar.

[...]

—¿M-mamá?— dijo Tenochtitlán al ver el cuerpo sin vida de su madre, lo había visto todo.
—¿¡Por qué lo hizo señor España?!— gritó con las lágrimas resbalando por sus ojos.

—¡Nosotros les dimos lo que querían! ¡Incluso los aceptamos aquí!— había aprendido el español hace poco, de hecho, lo hablaba muy bien para ser alguien "salvaje" como decía España.

—Tu nombre de ahora en adelante, será Nueva España.— la nueva bandera regia en él, era inevitable, España había ganado.

Seguido de esto, un collar de metal fue puesto en su cuello, haciendo ver a todos que le pertenecía a España.

México se encontraba solo en la sala de reuniones, bueno, no tan solo.
La ONU lo observaba, sin embargo, el tricolor miraba al suelo.

Mexico...— susurro suavemente.
Tenemos que hablar...—Eso era lo que menos quería.

No quería ver los ojos de alguien más mirarlo con compasión.

No quiero hablar.— dijo firme.
Ni contigo, ni con nadie.— sentenció.

No fue una pregunta.—

—Tampoco la mía, adiós.— se levantó del asiento dispuesto a irse, pero ONU lo detuvo.
México, esto es serio, ayer en la fiesta estuviste tosiendo sangre.— Venezuela, asustado le dijo a la ONU, pues no quería que su amigo sufriera lo mismo que él.

¡No te importa!— gritó México. —¡Tienes que entender que hablando no se resuelven todas las cosas! ¡Créeme, lo sé! ¡Mis padres murieron por culpa de ello! ¡Si quieres algo, tienes que pelear por él!— dicho esto, se soltó del agarre y huyó del lugar.

Muy bien... Entonces hay que luchar ¿Eh?— La ONU se dio cuenta de un dato algo extraño. —¿Mis padres? ¿México tenía padres?—

Si bien, la mayoría de los países, incluyendo a la organización, creía que el padre de México era España, el decirle a la ONU aquello, lo puso más curioso.

Sacó su teléfono y llamo a un país en específico, él le ayudaría.

¿Hola? ¿Rusia?—

"FELIZ" RusMexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora