Juntos .Lunay.

6

Se para en un semáforo en rojo.

- Andrea ¿No me vas a presentar a tú amigo?

Estaba mirando por la ventana y negué con la cabeza frunciendo el ceño.

- Bueno, hola mi amor, soy Cecilia la madre de esa niña de ahí.

Segui viendo por la ventana.

- Un placer, señora - dice Jefnier - Me llamo Jefnier Osorio.

Sólo escuchaba lo que hablaban. Se que mi cambio de humor tan repentino los dejé un poco dudosos, pero es que mi mamá es tan imprudente y más sali'a que una gaveta que hay momentos que no la soporto, de verdad. Por eso prefería quedarme callada.

Escuché mi celular sonar y lo saqué del bolso

WhatsApp
Carlos🥰

¿Dónde estás?
¿Ya estás en tu casa?
Tenemos que hablar.

No le respondí y bloqueé el celular.

Miré hacia mí derecha, Jefnier me miraba... ¿Molesto? Ahora que le pasa a este, si no le hecho nada y ya habíamos hablado sobre lo que había pasado. Es raro.

Fruncí el ceño y él negó con la cabeza y volteo su mirada hacia la ventana.

Toqué su pierna izquierda, la aprieto un poco para llamar su atención, no volteó, le vuelvo a apretar la pierna y tampoco voltea.

- Jefnier - hablé bajito para que solo él me escuchará.

Tomó mi mano que está en su pierna y la coloca con delicadeza en el asiento que nos separa en un movimiento rápido entrelace su mano con la mía agarrándolo fuerte porque estaba tirando para que lo soltará.

- Jef - dije moviendo nuestras manos juntas.

Jefnier me miró por fin. Tenía cara de pocos amigos. Sabrá Dios porqué está molesto ahora.

- ¿Qué tienes?

- Nada - nos miramos unos segundos fijamente y  intentaba descifrar que fué lo que le causó molestia. ¿Habrá recordado algo malo? ¿Habrá vistos alto que no le gusto? No sé.

En eso me vuelve a sonar el teléfono.

Carlos, me estaba llamando.

Lanzó mi cabeza hacia atrás quedando recostada completamente del asiento, cierro los ojos y respiré profundo.

Ya está amistad estaba tomando otro rumbo.

- Dime.

- Paola ¿Dónde coño estás metida? - dice alterado

- ¿Yo? - vacilé un poco. Abrí los ojos y giré mi cabeza mirando a Jefnier, él me seguía mirando aún serio.

- No, la pared ¡Sí Paola, tú!

- Ya te lo había dicho ¿Recuerdas?

- Ya deja la mentira, los dos sabemos que no tienes que hacer ninguna tarea ¿Dónde está él? - dice después de unos segundos en silencio.

- Y sí es así ¿Qué? - dije entre dientes. Ya no aguantaba más sus celos del coño.

- Dejá de estarme vacilando y responde.

- Mirá Carlos, a mí no me estés gritando, ok? Yo no soy nada tuyo para que me estés gritando y tratando mal. Ya deja los malditos celoso que te están volviendo loco - escuché a mi mamá regañarme por la grosería pero no le hice caso - Y para responder tú pregunta querido, ¡Sí, si está aquí conmigo! ¿Por qué? ¿Qué le vas hacer? ¿Te vas a entrar a coñazos con él así como lo has hecho con los demás chamos que conocí? - sólo escuchaba su respiración agitada - Ya dejas el papel del mejor amigo sobre protector y date cuenta de una vez que ya grande para hacerme cargo de mis propios problemas. Ya no soy la niña chiquita que conociste en primaria a la que defendías a capa y espada por qué un niño se me acercaba - dije molesta para que entendiera de una vez que no sé esté preocupando más por mí.

Se tenía que decir y se dijo.

- Bien - dice, ya estaba calmado - Es verdad, tienes toda la razón - creo que ya entendió lo que varios meses atrás le he estado diciendo.

- Sólo quiero que entiendas eso, ya es tiempo de que dejes esos celos de lado y te des cuenta de que ya crecí  y puedo cuidarme sola.

- Pao - me llama.

- Dime.

- Discúlpame - dice despacio - Por.. por todo de verdad - se le escuchó la voz quebrada - No quería que te sintieras así eres una mujer muy importante en mi vida y  siempre trataba de cuidarte... si te sucede algo me muero ¿Entiendes eso?

- Mira, creo que es mejor que dejemos está conversación aquí, creo que... Que está amistad ya no es una amistad y todo está tomando otro rumbo - miré hacia la ventana - Es momento de darnos un tiempo, eso es lo mejor - me mordí el labio inferior.

La llamada quedó en silencio por un par de minutos.

Es obvio que ambos estábamos sumidos en nuestros pensamientos. Después de está llamada lo que hay, mejor dicho lo que había entre nosotros será diferente.

- Eh... Bue... Bueno, yo me tengo que ir, y... - sé que le dolió lo que le dije y como se lo dije, pero si no se lo decía después podría ser peor.

- Si, ya tengo que colgar - suspiré.

- Bueno, chao.

- Chao.

Dejé que mi teléfono en mi regazo.

Se que creerán que no me siento mal pero en realidad por un lado me siento mal y por otro lado me siento aliviada.

Me siento mal porque él cuando se trataba de mí es muy delicado y cuidadoso, desde que nos conocimos lo fue.

Era como mi perro guardián, siempre estaba ahí para protegerme y por otro lado me sentía con un peso menos porque al fin le dije toda la verdad, lo que sentía.

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