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Jefnier volteo la cara y le dí el beso en los labios.

No puede estar pasando, nos estamos besando... ¡Andrea reacciona!

Sentí sus labios moverse y hice lo mismo, se sentían tan suaves sobre los míos.

Puso sus manos en mi nuca intensificando el beso lento. Sin romper el beso Jefnier me coloca sobre su regazo y luego bajar una mano a mi cadera apretándome hacia él.

El beso fue subiendo de tono, su lengua reclamaba la mía pero no le correspondí, Jefnier gruñó por eso y me reí entré el beso.

Sus manos bajan hasta mi trasero apretándolo haciendo que soltará un gemido y él aprovecho a meter su lengua a mi cavidad bucal y empezar la cuarta guerra mundial con la mía.

Despacio nos acostamos en la cama, sentí como su amiguito ya estaba despierto ¿Tntas ganas tiene para hacerlo conmigo? Pero ésto tenía que ponerle un stop. Si quiero que mi primera vez sea con él pero esté no era ni el momento ni el lugar para hacerlo.

Coloque mis manos en su pecho para romper el beso.

- Jef... - dije agitada - No, esto está mal - me levanté sobre él.

- Nada esta mal, Andrea. Sé que tú sientes cosas por mí - se acerca a mí.

- ¿Qué? Claro que no, Jef - fruncí el ceño - ¿De dónde sacas eso?

- A mí nadie me lo dijo, ya lo sabía y lo acabo de confirmar con ese beso.

- Es mentira, yo no siento nada por tí y tampoco lo sentiré - negué.

- ¿Por qué te mientes a tí misma? Entonces dime ¿Por qué estabas nerviosa? Te conozco Andrea - sonríe poniendo sus manos el sus bolsillos.

- No estoy nerviosa y olvídate de que tú me gustas. Y si así lo fuera, ya te lo hubiera dicho. Tenemos una linda amistad que la gente creé que somos novios, pero no es así - note que su sonrisa se borró de su cara - Olvida lo que acaba de pasar porque no somos más que mejores amigos y no quiero que terminemos peliandos otra vez.

Jefnier agachó la cabeza mirando sus zapatos, luego de unos segundos me mirá.

- Es verdad, no sé porque diablos pence eso sí tú sólo eres mi mejor amiga - me mira con esa mirada penetrante - Discúlpame.

- Tranquilo.

- Estaré abajo esperando a tú mamá para irnos al aeropuerto - dice caminando hacia la puerta.

Tenía que decirlo, era lo mejor. Lo quiero y todo pero no quiero ser yo la que salga afectada en ésto... más de lo que ya estoy.

Salgo de mi trance, caminé hasta la cama para cerrar la maleta y como pude la bajé de la cama. Busqué lo que me voy a poner y empecé a alistarme.

Luego de alrededor de diez minutos escuchó que tocan mi puerta.

- Andrea, en dos minutos nos vamos - era mamá.

- Voy - avisé.

Me senté en la cama para colocarme los zapatos rápido y luego buscar mi bolso de mano. Agarré la maleta y salí de la habitación.

Bajé la maleta con un poco de dificultad, no quería molestar más a Jefnier. Salí de casa y caminé a la maleta de la camioneta para subir la maleta.

- Mija, toda la vida - escuché a mamá cuando vió que abrí la puerta del maletero.

- Ya va mujer, esto pesa más que tú y yo juntas - intenté levantarla pero no pude, ya estaba sudando.

- Dile a Jefnier que te ayude - dice cuando lo vemos salí de la casa con su maleta en una mano y en la otra una botella de agua.

- No, yo puedo subirla - moví mi cabello para atrás y respiré profundo.

- Andrea, no seas terca vale - reprocha mi mamá.

Jefnier se para a un lado mío y subió su maleta, yo intenté levantar la mía pero no pude ¿Quién me mandó a meter tanta ropa? Parezco loca.

Escuche una risita de parte de Jefnier pero lo ignore.

- ¿Te ayudó? - dice colocando su botella de agua en el piso.

- No - dije.

- Sí - contradice Cecilia.

La miré.

- No - negué.

- Si - asiente mirándome por el retrovisor - Por favor corazón ayudarla porque si no vamos a llegar tarde al aeropuerto.

Giré los ojos y dejando que Jefnier subiera la maleta y cerro el maletero, tomó su agua del piso subimos a la parte de atrás y mi mamá arrancó.

Al llegar hicimos todo el trámite de chequeó, nos entregaron una identificaciónes que por ser menores de edad nos asignaron una azafata ya que no viajamos con un adulto.

Nos despedimos de mi mamá y fuimos con la azafata para la sala de espera.

Al rededor de hora y media de estar sentado mirando nuestros teléfonos, llamaron nuestro vuelo y abordamos el avión.

La azafata nos guío a nuestros puestos y que si queríamos algo le avisemos a ella, era una chica agradable.

Mientras el avión se llenaba, siento mi estómago rugir.

- Tengo hambre - digo en voz alta.

Jefnier que miraba su teléfono, me mira y ríe.

- ¿Quieres chocolate? - saca una barra de Snickers del bolsillo de su mono.

- Gracias - lo tomó y lo empecé a comer rápidamente.

Jefnier me miraba sorprendido.

- ¿Qué?

- No, nada - levanta sus manos - Tienes algo aquí - señala serca de mis labios, lo limpia con su pulgar - Listo - me mira a los ojos y sonríe.

Me sudán las manos cuando lo tengo cerca ¿Es normal? Claro que no.

- Gracias - sonreí - ¿No estás molesto? - susurré.

- ¿Por qué? ¿Por lo de hace rato? Naa - negó - Ya lo has dicho sólo somos mejores amigos - sonríe.

- No pero pensé que te habías molestado como lo dije.

- No - sonríe - Ya deja de pensar en eso y disfrutemos de la primeras mejores vacaciones que tendrás de tú vida - pica un ojo.

Asentí.

- Tengo sueño - coloca su cabeza en mi hombro y agarró mi mano entrelazándola con la mía.

No dije nada, solo me limité a cerrar los ojos con fuerza y apretar mis labios.

No sé cuánto pueda callar todo ésto.

A los chicos no le afecta enamorarse por qué ellos no lo hacen, solo les interesa es haberlo metido y después chao, cada quien por su lado.

Eso es lo que trato de evitar de no meter el corazón pero está vez el corazón me está dando una mala jugada.

Abrí los ojos y miré a Jefnier completamente dormido, miré muestras manos juntas en su regazo, suspiré negando.

Busqué en mi bolso mis audífonos conectandolos con mi teléfono me los coloqué recostando mi cabeza del asiento y cerrando los ojos para quedar completamente dormida.

Juntos .Lunay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora