Capítulo IV: Los cuatro trapecistas

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- ¿Y tus padres? ¿Están aquí?-

Kuro en verdad era curioso cuando se trataba de Mahiru. Sentía que el castaño le estaba ocultando algo pero no sabía exactamente de qué se trataba por lo que preguntaba de todo.

- Sinceramente no sé en dónde están. No recuerdo nada sobre mi antes de llegar a este circo y eso realmente me tiene asustado-

Por qué siempre preguntaba cosa que entristecían a su contrario? Por qué no preguntaba cosas mas lindas como que le gustaba o si tenía amigos? Cada vez se sentía peor por ser tan grosero.

- Siento haberte preguntado eso..debe ser muy doloroso para ti-

- Si lo es...pero..¡no te preocupes! Esta bien.-

Y a pesar de todo Mahiru siempre le brindaba una cálida sonrisa. Hasta le sorprendió que tuviera tanta positividad cuando su vida parecía ser muy deprimente, aunque bueno, no era quien para decir eso.

- ¿Te digo algo? Yo buscaba a mis hermanos y terminé totalmente perdido, aunque esa chica me salvó-

Aún recordaba la noche anterior y la cálida mirada de esa misteriosa chica que fue la única que le extendió la mano cuando más lo necesitaba.

- Sabes..no sé si se muy buena idea el que te acerques tanto a los trapecistas..¡y no por que seas malo! Al contrario, pienso que es muy arriesgado porque el simple hecho de preguntarles algo personal puede ser sancionado.-

- Aún así..mínimo quiero darle las gracias. No es como si la fuera a hacer mi pareja o algo así-

- Seguro no aceptaría..ambos son..-

Y antes de que el niño terminara de hablar alguien le cubrió la boca.

- Hola~ ¡Los ví por aquí y no pude evitar venir a saludarlos!-

El peliceleste conocía esa vocecita irritante. Se trataba de nada más ni nada menos que su 5° hermano Lawless, o como le llamaban ahora, Hyde.

- Ya que tú estas aquí..me explicas..¿por qué no fueron a buscarme? Estuve dos días completamente perdido-

Su tono de voz parecía molesto aunque no lo estaba del todo, simplemente quería una buena razón para que su propio hermano se haya olvidado de el.

- Oh Nii-san, en verdad lo siento demasiado! Fuimos a buscarte pero aún no llegabas por lo que solo te esperamos 2 horas y nos fuimos. ¡Pero no hay tiempo de explicación concretas! ¡Vamos a ver el ensayo!-

El mayor de los ahí presentes no pudo decir nada pues ya estaba siendo jalado por su insoportable hermano. Ni siquiera pudo despedirse de Mahiru.

No tardaron mucho en llegar al centro del circo, en donde se hacían sus shows. Era bastante amplio y tenía desde un cañón hasta una cuerda floja.

- ¿Enserio usan eso?-

Kuro no se imaginaba a varios utilizando esos peligrosos artefactos que con el más mínimo error podrían matarlos.

- ¡Claro! Pero siempre usan protección por si las dudas-

El peliceleste se dió cuenta que su hermano tenía un silbato colgado con un pedazo de cuerda del cuello y obviamente este lo silbó con muchísimo fuerza causando un fuerte dolor en las orejas a su flojo hermano.

- ¡¡Primero irán los trapecistas!! Izuna creo un nuevo arnés y reparo la red de seguridad. ¡Necesitamos ver qué enserio funcionen!-

Tres chicos salieron con una ropa que parecía bastante cómoda y flexible pues era lo principal que necesitarían, además de claro, sus antifaces.

Cada uno subió hacia donde se encontraban los postes que llevaban directo al trapecio, aunque claro, les faltaba un integrante más.

- ¡¡Siento llegar tarde!!-

La chica trapecista llegó a toda prisa y subió de igual forma aquel poste para estar con sus compañeros, quedando dos de cada lado.

- ¡La próxima vez empezaremos sin ti, ¡¿bien?!-

Uno de los chico reclamo a su compañera bastante molesto, por lo visto no le gustaban las fallas.

- ¡Oye enano! No le hables así! ¡Ella es quien da la emoción!-

Defendió otro chico a quien Kuro reconoció como el que lo había regañado cuando llegó.

- Chicos hay que empezar. No me gusta que peleen y menos cuando esto requiere trabajo en equipo. Cualquier fallo y todos nos podremos caer-

- ¡Bien dicho!-

El último chico respondió con bastante entusiasmo. Parecía ser el que daba más ánimo al grupo.

(Que no se vayan a caer)

Kuro no quería que pasara algo malo y por alguna razón presentía que no debía ver ese ensayo pues le revolvía el corazón el solo imaginar a uno caerse de esa inmensa altura.

Cada chico tenía su arnés, un micrófono especial y claro, su respectivo antifaz.

- ¡Muy bien! ¡Empiecen! -

Continuará....

Ahora si creo poder subir todos los capítulos que llevo de una buena vez. Así que no les sorprenda si ven mas de cinco publicados jajaja. Actualmente llevo escrito hasta el capitulo 11.

¿La vida en un Circo es así?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora