Oh Señor, qué complicada es la vida, y sencilla a la vez, es un abismo tan inmenso que separa lo que nuestra mente pinta sobre el mundo y lo que es en realidad, qué cosa tan extraña la mente humana ¿En qué pensaste cuando se te ocurrió inventarla? Que diferentes y distantes somos todos y a la vez tan parecidos en tantos aspectos con un ideal que difícil de aceptarlo o no, nos une como familia.
Es tan complicado de entendernos unos a otros y a la vez te resulta tan fácil casi como un juego el entender nuestra mente y conocer nuestras intenciones ¿Cual ha sido el propósito de hacernos como somos? Donde resulta hasta hilarante la ironía de nuestra mentalidad, donde unos encuentra la paz desestresante sintiendo el agua de la ducha cayendo en su rostro, mientras que otros se sienten vencedores al escaparse de tener que bañarse por las mañanas. Mejor olviden este párrafo.
Padre, hay tantas dudas por mi mente, dime lo que debo hacer. Día tras día trato de pelear la buena batalla, en ocasiones pierdo, en otras gano, pero siempre trato de volverme a levantar, con la intención de agradarte con el servicio y la entrega que rindo a ti. Sé que no soy perfecto, he traicionado tu confianza tantas veces que en ocasiones me trae alivio no poder verte a la cara, y en otras con el deseo tan ferviente de que por las noches pueda sentir tu mano acariciando mi espalda haciéndome sentir que aun estás aquí conmigo.
Me siento en ocasiones tan presionado de agradarte y a la vez sé que lo que quieres es que me sienta libre de adorarte solo cuando así lo siente mi corazón. Sé que no hay manera de ganarme tu amor ni de ser digno de tu presencia, pero aún así siento esa presión de tratar de ganarme tu respeto. En ocasiones me siento tan perdido en la bruma que siento que a veces hablo solo por inercia y aun en esa sencillez de palabras, siento tu espíritu fluir a través del aliento leve que produce mi voz. No te entiendo y siento que no te conozco cuando me usas como un instrumento de bendición en los momentos que me siento más alejado de ti.
Y es tan extraño el saber que cuando siento ese dolor en mi pecho, es porque estoy haciendo bien las cosas, es curioso ver que nuestra vida gira entorno al dolor y la decepción, viendo como la gente solo se acerca cuando necesita algo de mi, y llevo tiempo esperando por alguien que nunca llega, alguien que pregunte "¿Cómo estás? ¿En qué te puedo ayudar?" ¿Cuando llegará el día en que deje de ver sonrisas vacías acercándose a mi? Sabiendo que su única intención es buscar algún beneficio, y luego ver como se alejan diciendo "Sabía que no podía contar contigo" cuando no logran arrebatar de mis manos esa poca luz que a precio de dolor me has delegado cuidar.
¿Qué la vida es dura? Para nada, duro es saber que llevamos sobre nuestros hombros la carga de que sin importar lo buenos que tratemos de ser, siempre seremos la sombra oscura de alguien que se lamenta por las noches la desdicha de habernos conocido aquel día. Perdona Señor por escribir en este tono sombrío, aunque sé que no te molesta porque incluso David en sus momentos grises le diste permiso de escribirte Salmos como estos. Porque me siento como el guerrero que batalla tras batalla espera seguir con fuerzas para enfrentarse a la siguiente con el suficiente coraje, esperando que las heridas que aún no sanan, no me hagan caer de rodillas sin fuerzas ante el enemigo.
Miro personas que se supone deberían de estar de mi lado, solo esperan que caída para con regocijo decir " Ya sabía que Dios no estaba contigo" demuéstraselo Dios, hazles saber, no me permitas caer en vergüenza, no les permitas reír ante mis ojos, cubre mis heridas con sal, engrandece mi camino, fortalece mi corazón y mi espíritu, muéstrame tu verdad, hazme saber lo que aún no me has dicho y ayúdame a entender lo que aún no han podido ver mis ojos, Padre celestial, no me permitas llegar arrastrando mi escudo, sino empapado en tus aguas y polvo de estrellas, con sandalias gastadas pero el corazón intacto.
Éstas son palabras de un mensajero errante que busca un oído presto a escuchar, presto a entender, presto a sentir, presto a mirar el deja-vu irónico de este mensaje que le haga pensar que de alguna manera éstas palabras fueron escritas por él, porque expresan eso tan complicado de explicar y lleva tiempo golpeando el corazón. Estás palabras son dirigidas a guerreros quienes se suman a no rendirse y darlo todo a pesar de lo difícil del camino, que salieron para llegar, que están decididos a continuar, que están prestos a perseverar, que prosiguen hacia la meta, que caminan a pesar de no poder ver nada, que se levantan, que dan un paso más decididos a triunfar y que esperan algún día ganar la corona incorruptible.
No estás solo, aguanta un poco más...
Salmos 56
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Mi Voz: Consejos y Enseñanzas ©
SpiritualEn este libro encontraran grandes enseñanzas, palabras de aliento y de fe, para fortalecernos en Dios, un espacio de confianza en donde se trataran de temas y situaciones que nos ocurren a los jóvenes cristianos, todos nosotros a los que decidimos a...