[ VIII ]

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Emmett, el querido y "pequeño" Emmett era como un niño gigante, tan amigable, amable, tan juguetón y al parecer el más feliz de ser lo que es

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Emmett, el querido y "pequeño" Emmett era como un niño gigante, tan amigable, amable, tan juguetón y al parecer el más feliz de ser lo que es.

Era el neófito más fuerte que jamás se había visto, con su metro noventa y ocho de altura y sus músculos frondosos estaba más que claro que jamás deberían meterse con él.

El fortachón estaba encantado con Rosalie, no dejaba de llamarle "ángel" y ella tan linda le decía "hombre mono"

Mientras tanto con Romina... Ella fue su creadora y como desde la primera vez que la vio seguía llamándole mamá, ma, mami, madre.

Y aunque ella en un principio no quería termino cediendo y comenzó a llamarlo "bebote" y ambos comenzaron a actuar de una manera tan divertida como "madre e hijo"

Pero realmente el nuevo integrante le tomo demasiado aprecio, porque ella fue muy noble de darle una pequeña fortuna para que él se la fuera a dejar a su familia y pudieran sobrellevar sus vidas de mejor manera.

Romina estaba sentada en la sala, disfrutaba de la brisa fresca tardía que entraba por la ventana, a causa del invierno.

El olor a pintura inundaba el lugar, y que la castaña tenía frente a ella un lienzo y en su mano una paleta con acuarelas de múltiples colores.

La mujer estaba disfrutando de la tarde y de pasar el pincel para darle color a aquella hoja.

Estaba tan concentrada que a penas y pudo notar la presencia de Carlisle.

—Se ve que amas a tu tortuga.

—Tienes toda la razón.

—¿Pero que hace Edward ahí atrás?

—¿Uh?

Si observabas la pintura, se encontraba a la pequeña lucifer en su pecera, el enfoque era total a la tortuga, cada detalle de su caparazón, su cabeza, hasta sus garras y profundización de sus ojos.

Pero tras el agua se alcanzaba a ver una silueta, y era obvio quien era, su reflejo era tenue, no se distinguían detalles, simplemente se veía que estaba ahí, presente del otro lado de la pecera.

La joven ladeó levemente su cabeza, tenía razón, ella dibujo a alguien atrás pero sin duda realmente encajaba con la apariencia del muchacho cobrizo.

—Supongo que es porque él siempre esta procurando a Lucy.

—¿Supones?

La joven achicó los ojos al notar aquella sonrisa en el rostro del rubio, sonrisa que no le gustaba nada.

—¿Qué traes entre manos, rubio?

—¿Qué puedo traer entre manos?

—¡Carlisle!

—Siento que has olvido a Lucifer muy rápido.  -Apunto el doctor.

—¿Y eso que?

—Que no es muy normal...~

Midnigth ✓ → [Edward Cullen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora