[ XIII ]

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Romina estaba remodelando completamente las pinturas de su habitación, quito las viejas las cuales las puso en un armario, y comenzó a acomodar las nuevas en los cuatro muros, haciendo así un collage perfecto.

Entre tantas pintas claramente se podía ver las tres resaltantes, una era de Edward quien en sus manos tenía a la pequeña Lucy, otra era de Emmett quien peleaba con Pánfilo en la nieve y la ultima era de un borrón blanco atacando un lobo gigante.

Una vez que Romina corroboró que ya todo en su habitación estaba en orden y bien instalado, decidió bajar con toda la calma del mundo a la sala.

Ni siquiera se sorprendió al ver todo cambiado de lugar y con una decoración mucho más moderna, después de todo, era Alice la que había planeado la decoración.

—¿Cómo ven Forks? -Les pregunto a los dos no tan nuevos que acaban de acomodar el sofá en su lugar.

—¡Perfecto! Es un lugar justo y cálido para nosotros, serán unos años increíbles.

Jasper solamente asintió a lo dicho por su novia.

—Todo saldrá perfecto siempre y cuando esta cosa no intente adoptar un lobo otra vez. -Soltó Edward quien venía llegando, y quien aprovecho para devolverle el cabello a la castaña.

—¡Nada de eso hubiera pasado si tu hubieras ido por la leña!

—Disculpa pero jamás creí que en lugar de traer la leña de vuelta ibas a querer fraternizar con unas criaturas que querían matarte.

Cuando el cobrizo vio intenciones en la vampiresa de querer replicar, la jalo hacia él envolviéndola en sus brazos sin darle la oportunidad de hacer algo al respecto.

—Ya, ya, esta vez no adoptarás a ninguna criatura sobre natural. -Anuncio en tono divertido Edward quien después le dio un beso en la cabeza aprovechando que esta estaba hundida en su pecho.

—Serías tan amable de soltar a mi madre. -Se escucho la voz seria e indignada de Emmett, quien iba llegando con toda la cara llena de pintura blanca y a su lado iba una radiante Rose quién no podía evitar verse divertida ante la situación. —Créeme que jamás voy decirte papá.

—Yo tampoco estoy muy contento de ser el padrastro de una bestia como tú.

Tras ello Romina se soltó del agarre del cobrizo para después soltarle un manotazo en su hombro. —No le hables así a mi bebote. -Gruño con fingido enfado, pero aún así mantenía su cálida sonrisa.

—Pues bienvenidos a Forks. -Suspiro con cierto cansancio Carlisle, quien estaba encanto con esa situación, ver a su familia feliz en su nuevo hogar lo hacia sentir complacido. 

Romina había sido aceptada en la veterinaria del pueblo como practicante, —Esta de más aclarar que ella tenía más experiencia que el veterinario— pero honestamente con eso se conformaba.

Midnigth ✓ → [Edward Cullen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora