Midnigth ✓ → [Edward Cullen]

[ XVII ]

Romina

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Todo estaba diferente desde el anochecer, tenía planes para el día sin embargo, conozco a esto que se llama vida y sé que le gusta jugar y dar muchas vueltas.

Mi plan de proponerle matrimonio a Edward fracaso rotundamente, sobre todo porque comencé a ver rojo cuando el comenzó a hablarme de aquella humana.

Y peor aún, después de que él tuvo la idea de instalarse en mi habitación por la tarde la descarto.

El anochecer de ese día llegó sin luna, y claro esta que aún no es luna nueva y eso extrañamente me hizo sacar de quicio.

En lo que mi querido cobrizo hacía su tarea, yo salí a comprarle cosas a Tomato, desde jaulas y juguetes, también un montón de comida y ropa.

Al llegar a casa me fui rápidamente a la habitación y comencé a instalar todo lo de mi iguana, ni siquiera le preste atención a Carlisle quien estuvo completamente molesto al ver un nuevo animal en casa.

Más molesto al ver cómo mi chamaco y Edward ya estaban fascinados con Tomato.

Podía escuchar los pensamientos del rubio sin siquiera leerlos "Se van a encariñar nuevamente, cuando se muera ese animal a ver quién saca de su depresión a Emmett. "

—¿Por qué no me dijiste que ibas por las cosas de Tomato? Pude acompañarte.

—Estabas haciendo tarea corazón. - Respondí con facilidad al terminar de instalar el mueble dónde habitaría mi Tomato.

—¿Por qué no me pediste ayuda para instalar eso?

—Por que se nos hubiera caído cinco veces, corazón.

Me gire divertida hacía él y pude ver su mueca de fastidio, puesto que podían pasar mil años y yo seguiré molestando con ello.

—Te odio.

—Sabes que eres incapaz de odiarme. - Alegue con seguridad, viendo cómo la iguana entraba corriendo a la habitación para después treparse a la cama.

—¿Dinero perdido? - Pregunto Edward al ver cómo lo que instale era completamente ignorado por Tomato.