Midnigth ✓ → [Edward Cullen]

[ XXIV]

 
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Todo era tan surrealista, ilógico y extremista.

Su mirada estaba fija al frente, observando de manera involuntaria la oscuridad de la noche avanzar. Sus oídos no captaban nada en realidad, todo era como un zumbido qué no tenía fin.

Su cabeza divagaba en muchas cosas, no era consciente de lo que realmente ocurría a su alrededor, no sabía cuanto tiempo llevaba Lucifer conduciendo sin parar, no sabía cuantas millas había recorrido, ni en que parte del mundo se encontraba ahora.

“Se termino”

Eso era lo único de lo que era consciente. Era lo único que sabía y lo que era capaz de comprender.

Odiaba ser un vampiro, en este momento lo odiaba con toda la fuerza del mundo, porque cada recuerdo por más mínimo qué fuera la estaba inundado en este instante.

Recordaba todo desde el primer momento en que los conoció, todos los momentos, todo lo vivido. No podía creer que durante tantos años aquello había sido puras risas y amor, no podía concebir el hecho de que aquello se haya destruido de aquella manera.

Estaba incrédula con el asunto, por más que sabía que todo lo que acababa de vivir había sido real, aun no lo comprendía.

Eran su familia.

Y desconfiaron de ella.

No creyeron en ella.

Como si no la conocieran, como si no supieran qué ella llevaba casi cien malditos años sin alimentarse de humanos, como si ellos no supiera que ella escogía a sus humanos con forme a los pecados.

Pero no, aparentemente ella tenía emociones y sentimientos tan volátiles qué por un simple arranque de celos cacería a la chica para ella quedarse con Edward.

Ridículo.

Ella había dejado al hombre que amaba, se había apartado y continuo siempre con un buen rostro, decidiendo quedarse para seguir con los demás, porque los quería a todos.

Tuvo que soportar a Edward yéndose noche tras noche con la humana, soporto a Esme y Alice bailar entre flores mientras alababan a Isabella, soporto el desplazamiento de Carlisle y la indiferencia de Jasper.

Se maldecía mil y un veces, por ser tan confiada, tan ingenua por creer ciegamente.

Por un momento se arrepintió de separar su camino de Lucifer décadas atrás, de irse a vivir en sedentarismo con los Cullen, de conocerlos a fondo y encariñarse con ellos.