[ XIX ]

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Romina se encontraba en su habitación, estaba en pijama envuelta en tres cobertores, sentada en su cama viendo fijamente su pantalla de sesenta y cinco pulgadas recién comprada.

En la pantalla estaba reproduciéndose una película en blanco y negro "dos tipos de cuidado" era la novena película de Pedro Infante que se estaba reventando.

Sin embargo, no podía ponerle atención a Jorge Negrete ni a su Pedrito, ya que una melodía llegó a sus oídos por quincuagésima vez en lo que iba de la noche.

Soltó un suspiro completamente irritado antes de apagar el televisor y dejarse ir de espalda en su colchón.

Estuvo al rededor de un minuto mirando con fijeza el techo blanco de su recámara, hasta que no lo soporto más y comenzó a patalear como si fuera una niña para después girarse y enterrar su cabeza entre las almohadas.

Maldijo con todas sus fuerzas aquello que le impedía poder morir por asfixia.

Las notas invadían sus oídos y volvían a parar, aún el cobrizo no terminaba la canción, la nana de Isabella y sólo ahora Romina comprendió el infierno que sufrieron los demás durante meses.

Volvió a retorcerse en la cama para al final volver a sentarse de golpe y arrojar su almohada hacia la pared.

Totalmente irritada se puso de pie con dificultad ya que se estaba peleando con sus cobijas.

La vampiresa avanzó con parsimonia a una de las repisas, donde tomó unos audífonos de diadema con cancelación de ruido.

Los encendió y pronto comenzó a vincularlos con su celular, para rápidamente en Spotify buscar una playlist de AC/DC y comenzar a reproducirla.

Con toda la calma del mundo le subió todo el volumen tanto a sus audífonos como a su celular, para así ir a tomar asiento en la orilla de su cama.

Su mirada estaba fija en la pared, mientras escuchaba el sonido de Highway to Hell en sus oídos, peor aún así maldecía sus sentidos porque logra escuchar de forma débil la nana de Isabella.

La mirada dorada de la castaña estuvo perdida durante mucho tiempo en la pared frente a ella, sin embargo después de tanto pudo darse cuenta de algo que la ofusco.

En la mayoría de los cuadros que tenía en sus paredes aparecía Edward o algo con referencia a él.

Si ella quería olvidarlo y dejarlo ir completamente no podía aferrarse a cosas así, por su salud mental tenía que despejar todo lo que le hacía recordar al su cabello rebelde; su ex cabello rebelde.

Maldijo por lo bajo antes de soltar una leve sonrisa, estaba más que claro que estaba bañada de tristeza.

Pero ya habían pasado varios días desde que ella y Edward habían terminado, incluso este e Isabella ya tenían algo fijo.

Midnigth ✓ → [Edward Cullen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora