[ XVI ]

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Romina ya se había terminado de arreglar para salir temprano y con calma a su trabajo.

Al salir de su cuarto de baño, vio al chico cobrizo acostado en su cama, poniendo con toda la confianza del mundo música en su reproductor.

-Oye muchachito, como de que te has perdido de habitación. - Señalo la vampiresa quién comenzó a trenzar su cabello sin quitar su mirada de él.

-¿Por qué todos comparten habitaciones con sus respectivas parejas y nosotros no?

-Por que roncas y no me dejarías dormir. - Respondió con simpleza al finalizar de atar su cabello. -A parte vas a querer poner todos tus aburridos discos en los estantes donde están mis pinturas.

-Tus pinturas son horribles y nadie dice nada al respecto, pero quiero traer mi colección de CD's y no me dejas. - Claramente estaba ofendido.

-En primera mis pinturas no son horrendas, sin embargo tú tienes un horrible gusto musical. - Declaró al tiempo en que le arrebataba su celular para cambiar la playlist por otra mejor, poniendo así a Frank Sinatra. -Siempre tan aburrido y anticuado ¿Seguro que sobrevivirás en Nueva Orleans?

-Es jazz y blues, así que sobreviviré y no, no tengo mal gusto eres tú la rara rupestre de la familia.

-¿Rupestre? ¿Me llamaste rupestre muchachito? -Cuestiono divertida antes de acostarse a su lado. -Eres bastante arrogante, cabello rebelde.

-¿Tú estás hablando sobre arrogancia? ¿No te mordiste la lengua?

Romina le ignoro viendo su habitación con calma, una cama, un estante, un armario y sus paredes tapizadas.

-Donde está la ventana. -Vaciló la joven, con su mirada dorada en ella.

-¿Qué?

-Ahí podemos poner tu colección de CD's, obviamente te traeras tu estante, el armario lo reemplazaremos por uno más grande para que nuestra ropa quepa sin problema alguno. - Explico con tranquilidad. -Es mejor un ropero grande a dos pequeños que quitan espacio.

La sonrisa del joven se amplio al ver que ella realmente tenía intenciones de dejarlo mudarse a su habitación, de compartir más con él, de comenzar realmente una vida en pareja.

Una vida de pareja.

¡Una vida de pareja!

Y seguía sin darle el anillo ¿Cómo podría mudarse y compartir sus aposentos si aún era incapaz de pedirle unir su vidas de forma formal?

-Pegaremos la cama a la esquina, pondremos tu escritorio del otro lado de la ventana, y mi el mío estará pegado a la pared contraria de dónde está el tuyo, el baño tiene mis cosas, no son muchas pueden entrar las tuyas sin problema, así que todo perfecto.

Midnigth ✓ → [Edward Cullen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora