Midnigth ✓ → [Edward Cullen]

[ XVIII ]

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Todo este día había sido un asco para todos, de eso no cabía duda.

Prácticamente habían quedado expuestos ante un mortal, con la prevista de que sería como ellos en un futuro próximo.

Sin embargo el que no cabía en sí mismo era Edward, quién estaba completamente abatido en el sofá de la vivienda.

Tras declarar que todo lo que ocurriera de ese momento en adelante sería responsabilidad de él, Romina se marchó.

Tomo su motocicleta y se fue a toda velocidad para poder pensar a gusto fuera de toda esa bruma caótica.

Emmett tomo a la iguana y junto con Rose se fueron tras ella, prácticamente había dos lados en ese momento.

Jasper pese a que estaría donde se encontrará Alice, comprendía a la perfección a Romina, no estaba a gusto con la situación que se estaba generando, sin embargo, sabía que era lo único que podía dar marcha a retomar una inmortalidad tranquila, y eso era mantener con vida a la humana.

—¿Qué es lo que realmente ocurre? - Pregunto Carlisle quien sabía que había algo más entre Alice y Edward.

Los nombrados se miraron, meditando en qué si era bueno compartir la información, el hecho de que no estuvieran los demás era un buen factor.

—Sucede que cuando vimos a Romina. - Comenzó a Edward.

—Corrección, cuando recordaron la presencia de Romina. - Reprochó Jasper.

Prácticamente todos hicieron una mueca de incomodidad ante aquellas palabras sin embargo aún así Edward continuo.

—El punto es qué cuando Alice fijo su mirada en ella tuvo una visión. - Continúo consternado el vampiro. —Lo que ocurrirá si yo dejo a Romina por Bella y lo que ocurrirá si yo sigo manteniendo mi relación con Romina. - Explico para después tapar su rostro con ambas manos en señal de frustración. —El problema es que en ambos casos ocurrirá absolutamente lo mismo.

Esme y Carlisle compartieron una mirada de angustia, mientras que Jasper al ver la angustia en su novia entendía por dónde iba el asunto.

—Bueno, ¿Y qué es lo que ocurrirá? - Se animó a preguntar Esme.

Edward no fue de capaz de decir palabra alguna, solo se quedo inmerso en sus preocupaciones en el sillón.

Al ver aquello Alice dio un suspiro, tras fruncir sus labios y buscar una manera no tan agresiva de decir lo que vio, hablo: —En mi visión, Romina atacaba a Bella.