[ XXXVII ]

8.4K 1K 392
                                    

♦

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Eso paso hace una semana, ya superalo. - Alegó el demonio quien era el conductor de la camioneta. A su lado como copiloto iba Leah, mientras que en la parte de atrás iban Seth, Elián y una malhumorada Romina, quien jamás había ido en la parte trasera de un coche, hasta ahora.

—Disculpame por no poder superar el hecho ¡De que se olvidaron de mí! - Alegó el menor con su rostro completamente rojo ante la indignación. —¡Tuvimos que regresarnos caminando! ¡De noche y bajo la lluvia!

—Pudieron tomar un taxi si no hubieran gastado todo su dinero en dulces. - Replicó Romina. —Les dije que no compraran tanto, a parte, tu vivías en un barrio peligroso, sabes defenderte. 

—¡No importa si gastamos todo en dulces! ¡O si soy de barrio! ¡Era su responsabilidad ir por nosotros! - Se defendió el menor. —No fuera Apolo o Tomato porque hubieran estado ahí media hora antes esperando por ellos.

—Para empezar, Tomato y Apolo no van al cine, no seas ridículo. - Alegó Lucifer al tiempo en que comenzaba a adentrar la camioneta en la reserva. —Y para terminar, es como la vez que te fuiste a la escuela sin mochila y me obligaste a regresarme, un olvidó lo tiene cualquiera.

—Y si te sirve de consuelo, no nos olvidamos solamente de ti, también de Leah y Seth, así que no te sientas tan mal.

—Te creo que olvidarás a Seth ¿Y quién no olvida a su hijo? Nuestra madre nos olvidó el super mil veces. - Comenzó Leah. —¿Pero olvidarte de mí? ¡Soy tu pareja, imbécil!

—Te juró que eres lo más importante que tengo, solo fue un pequeño achaque de la vejez, ya sabes, la memoria tiende a fallar y yo soy un pobre diablo de trescientos años. - Se justificó.

—Ni aunque hagas esa cara de perro atropellado te voy a perdonar. - La mujer lobo gruño levemente ante los ojos de cordero del demonio, pero aún así una leve curvatura de formó en sus labios.

—Te juró que te lo voy a recompensar.

—Sí van a tener sexo de reconciliación sean tan amables de decirme para poder largarme lo más lejos posible, lo que menos quiero es escucharlos en pleno acto. - Se quejó la vampiresa la cuál hizo una mueca de asco.

—¡Romina! - Gritaron todos lo que iban en la camioneta. —¡Rayos! ¡No necesitaba esa imagen en mi cabeza! - Alegó Seth quien se hizo un ovillo en su lugar.

—¡Todos ustedes son asquerosos! - Gruñó Elián, se removió algo incómodo ya que Apolo lo estaba aplastando. —¡Y tú deja de fumar! - Reprendió a la vampiresa antes de darle un manotazo para que soltara el cigarro. —Sé que no te hace daño a ti, pero si al medio ambiente y a mis pulmones.

La mano de Romina se quedó con la seña del cigarro que había salido volando, sin embargo segundos más tarde un leve temblor se mostró en ella.

Midnigth ✓ → [Edward Cullen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora