[ XXXIII ]

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Romina quiso golpearse cuando Lucifer salió corriendo rumbo a la casa, dejándolos ahí plantados en el proceso.

Jacob no dudo en quitarse su chamarra e ir hacia Leah para ponérsela y así cubrir aunque sea un poco su cuerpo desnudo. 

—¡Ay Leah! De todas las personas del mundo ¿Tenía que ser él? - Le reprochó, sin embargo no pudo juzgarla ni molestarse, sabía que eso no era algo que pudieras elegir. 

Seth se fue a buscar ropa para su hermana y Alexandra se quedó un poco estática, hasta que después de unos segundos su cuerpo pudo reaccionar.  

—Yo… Les traeré más comida al rato. - Y tras ello emprendió carrera hasta la casa. 

Al llegar notó la confusión de la mayoría ya que Lucifer se estaba paseando de un lado a otro repitiendo "esto no me puede estar pasando" una y otras vez. 

—Lucy… 

—¿Qué le pasa? - Cuestionó Emmett ante aquella actitud demente que tenía el vampiro. 

—Parece un loco. - Apuntó Baku. 

—¿Podrían guardar silencio? Bella está durmiendo en la sala. - Soltó de mala gana la rubia, pero aún así estaba interesada en saber qué le ocurría. 

—Se ha imprimado, no, bueno se han imprimado de él o algo así. - Explico la vampiresa quien se veía un tanto atontada con la situación. —No sé cómo funcione la imprimación o lo que sea…

El diálogo de la joven quedó de lado cuando Lucifer fue golpeado y por ende estampado hacia la pared cortesía del puño de Edward, quien pronto tenía tomado de las solapas de su ropa al demonio. 

—¡¿Imprimado?! - Cuestionó con cólera el cobrizo. —¡Estás casado con Romina, imbécil!

—¡¿Qué te pasa, animal?! - Soltó escandalizada la castaña quien comenzó a golpear la espalda del vampiro que se veía aferrado al cuello de la camisa —¡Suéltalo, Edward! 

—¡Están casados y aún así está como si nada pensando solamente…! - Edward ya no dijo más, pero aún así quería estampar nuevamente si puño contra Lucifer quien para ser honestos probablemente ni siquiera era consciente de lo que ocurría. 

Pero fue Baku quien se interpuso entre ellos al tiempo en que Maia y Esme tomaban a Romina quien estaba más encolerizada que nada. 

—¡Lucifer y yo no estamos casados! ¿Y qué si lo estuviéramos? ¿Con qué derecho vienes y lo dices tú? Cuándo un año atrás me estabas cambiando por otra ¿Por qué en ese entonces no dijiste lo mismo? - Cuestionó irritada, a la vez en que irradiaba furia, se giró hacia la sala para ver a Bella quien afortunadamente seguía dormida y no estaba escuchando aquello. —Tienes a tu esposa y a tu hijo en este techo, no vengas a reprocharle nada a Lucifer, que él que siempre hace las cosas mal aquí eres tú. 

Midnigth ✓ → [Edward Cullen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora