Ryan
Los días lluviosos nunca me han gustado. Soy un chico de verano, adoro el sol y el calor, sencillamente odio el frío, tampoco soporto la nieve, me recuerda aquel día en que me sentí tan solo, de eso casi va a hacer ya siete años.
Al abrir la puerta de mi casa después de un día agotador de escuela lo primero que sientes es felicidad os lo aseguro, pero ese día, justamente ese día cuándo encontré a mi padre en el pasillo esperándome con esa cara seria y labios fruncidos que siempre ponía para situaciones realmente importantes mi corazón, lo juro, se paró por unos instantes.
Dejé la mochila cuidadosa y lentamente en el suelo, como si fuera de porcelana y encaré a mi padre. Por mi mente pasó una lista de cosas que podría haber echo mal para que estuviera de tal manera, se me había olvidado hacer la colada ¿Por eso estaba así? Esa cara siempre la utilizaba para castigos. Y sí, en ese momento creí que era el peor que me podría poner.
Le miré a los ojos y algo en ellos me desconcertó, nervios, miedos, determinación. ¿Qué estaba pasando?
Sus manos se movieron agitadamente, frotándose una con otra mientras cambiaba el peso de un pie al otro. Esto era muy extraño. Pocas veces en mis diecisiete años de vida había visto a mi padre de esta manera, cosa que me ponía muy alerta.
-¿Qué ocurre?- me atreví a preguntar al fin. Tenía bastante miedo a su contestación, porque sospechaba que no me gustaría ni un pelo.
-Hijo…- titubeó. ¡Titubeó! Mi padre jamás duda. Jamás.
La simple palabra cayó en el silencio tenso y permaneció durante unos segundos.
Carraspeó.
Deseé taparme los oídos, y no escuchar nada. No quería saber lo que iba a ocurrir, no quería, no podía, pero lo hizo.
Lo soltó.
-Me voy a casar.
Al principio creí que todo era una broma.
Esa frase había echo el mismo efecto en mí que una bomba nuclear, me había desbastado. Un arremolino de sentimientos me acecharon, tristeza, ira, sorpresa, miedo, y traición. Traición sobretodo.
Le observé con mis ojos desorbitados, prácticamente saliéndose de sus cuencas. No podía ser verdad.
Se iba a casar.
¿Se iba a casar?
¡Se iba a casar!
Sabía que llevaba unos cuantos meses reuniéndose con una mujer, Dafne, creo que se llamaba. Tenía claro que era una especie de novia para él, pero ¿Matrimonio? Nunca me había dicho nada sobre eso.
-¿Qué?- fue lo único coherente que salió por mi boca ahora entreabierta. Esto no podía ser verdad.
Mi padre levantó su cabeza mirándome a los ojos de nuevo casi suplicándome, y esperando mi reacción.
-Me voy a casar con Dafne dentro de una semana.
Procesé la información:
Me voy a casar. – Mi padre un hombre ya de casi cincuenta años.
Con Dafne- Una mujer de casi su misma edad, de la que no sabía nada de nada, y a la que conocía de hace sólo unos meses.
Dentro de una semana.- Siete días. Solo siete días.
Si el mundo no acabó para mí en ese momento, no sé lo que pasó entonces.
Di unos cuantos pasos atrás hasta encontrar la pared, necesitaba apoyarme en algo si no quería que me cayera redondo al suelo.
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Jamás pensé en ti: Mentira. EN PAUSA.
Teen Fiction¿Qué pensé cuando mi padre me dijo que se casaba? Con una hippie. Qué no conozco. Y que tiene una hija que lleva un cartel colgando que dice "Bicho raro, inadaptada social". ¿Qué pensé cuando mi madre me dijo que se casaba? Con un empresario rico. Q...