Capítulo 55: Sonrisas.

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Hola chic@s!!!

Lo sé, lo sé... Una semana. He tardado una semana en colgar este capítulo, pero es que aparte de que he tenico muy poca inspiración, apenas he tenido tiempo para escribir. El comienzo de esta semana y la anterior me están dejando con la lengua fuera, pero el jueves termina. Prometido, y ya podré colgar capítulos con más rapidez. 

En todo caso, intentaré colgar el próximo capítulo de aquí al sábado, como muy muy tarde. 

Bueno, este capítulo me ha costado y bastante. Con el estrés, y la poca inspiración, sinceramente no sé como habrá salido. 

La tan esperada reacción de Aria y Ryan ya está aquí, junto a un momento Clay y Débora, pero también Dave aparecerá!!!! 

Espero que os guste!!!!! Un gran beso!!!!!! ;D

Capítulo 55: Sonrisas. 

Que lo disrutéis!!!!!

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Dave.

Mi hermana no tardó en acomodarse en pocos días en mi casa, aunque la tensión y desconfianza siguieran presentes, al fin y al cabo, doce años era demasiado tiempo. 

Apenas me había dado detalles de su situación, si quiera de quién era el padre del bebe que llevaba dentro, o dónde se encontraba. Además de que tampoco teníamos claro si aquella nueva vida, sería niña o niño. Y es que aunque mi hermana estaba de casi seis meses, no había visitado todavía a un médico. 

Por las pocas palabras que me había dirigido, incómodamente claro está, parecía ser que el internado en donde había vivido prácticamente toda su vida, la había echado a la calle y mi madre, con su superficial porte, no la había querido acoger en su casa. 

Padres, para esto.  

Y ahora estaba aquí, conmigo, doce años después y embarazada. 

Pero la duda de en dónde había pasado estos dos últimos meses, después de que la echaran ya no pudiendo ocultar más su embarazo, me era todo un misterio. 

Suspiré pasando mis manos por la cara. Iba a ser tío con dieciocho años, era demasiado pronto para mí. A partir de ahora tendría un sobrino, una personita a la que cuidar junto a mi hermana, ya que daba por sentado que el padre de aquel niño que llevaba mi sangre, se había desatendido de Laia y su hijo totalmente. 

-¿Dave...?- escuché su voz detrás mía, y no pude evitar sobresaltarme. Estaba tan acostumbrado al silencio y la soledad en mi casa, que la presencia de alguien más y sobretodo de Laia se me hacía de lo más extraño. 

Y es que tanto George, mi mayordomo o mi segundo padre, como yo le consideraba y su mujer, vivían en una caseta, a unos cuantos metros de la casa principal, y solo pisaban la casa para hacer sus labores y preguntar por mí. Después de eso, ya eran totalmente libres. Ellos si tenían una familia a la que cuidar.

 -Ah, hola Laia. ¿Qué tal te encuentras?- le pregunté yo, intentando sonar confiado pero a la vez lo más educado posible. Ella me respondió con una tímida sonrisa, mientras con una mano acariciaba su vientre. 

-Bien. Aunque parece que este pequeñín está muy enérgico hoy.-me acerqué y la observé. Parecía mucho más mayor que una simple adolescente de cerca de diecisiete años. Sus rasgos eran más maduros, y a la vez cansados, por lo que demostraban sus suaves orejeras que aunque había intentado disimular, el maquillaje no había conseguido tapar del todo. 

Jamás pensé en ti: Mentira. EN PAUSA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora