Capítulo 17: Piérdete.

20.4K 580 16
                                    

.............................................

Ryan.

-¿Hola?

Nadie me respondió. Eso era extraño. 

¿Y Aria?

-¿Hay alguien en casa? ¿Aria?- volví a preguntar elevando mi tono hacía la nada esperando una respuesta, que no llegó. 

La casa estaba desierta. No había nadie en ella, solo silencio. 

Recorrí toda la casa buscando por cada lado a mi hermanasta, pero no había rastro de ella. ¿Había salido? 

¿Con quién? Si no había conocido ni hablado con nadie en aquel lugar, se había mantenido sola y callada. 

Subí mi habitación dejando mis cosas, y cogiendo ropa nueva. Me iba a dar una ducha, no quería tener  por más tiempo impregnado el olor a alcohol, me desagradaba. 

No tardé mucho en sentir el agua corriendo por mi cuerpo, depejando mi cabeza, y despertandome completamente. 

Suspiré.

Estaba algo preocupado por ella. ¿Por qué?

Salí tardío tiempo después, me vestí y decidí pasar una toalla por mi cabello castaño mojado, para secarlo, no quería ponerme enfermo y mucho menos ahora, ya que dentro de dos días comenzaríamos diciembre. 

Entonces oí el ruido del motor. Me intrigó bastante. 

¿Qué hacía un coche en la puerta de mi casa? 

Me asomé a la ventana lleno de pura curiosidad, mientras frotaba la toalla contra mi pelo. Y lo que vi, me dejó atónito. 

Allí estaba ella. Con su típica sudadera, que repentinamente había decidido que era lo mejor que podía ponerse no quería que ninguno chico más aparte de yo la viera con ese vestido. Estaba tan guapa, que... 

Nada. Nada. Nada. 

No sabía muy bien porqué tenía ese sentimiento, y encima, sonaba posesivo, pero había algo en mí que no quería que ocurriese eso, solo quería verla yo así. Y para mí.

Seguramente, era porque tenía buen cuerpo, y me sentía fisicamente atraído. Nada más. 

Llevaba su melena marrón recogida en una bonita coleta alta, que hacía que las ondulaciones de su pelo se notaran todavía más, cayendo justo por algo más de su cuello, que se exhibía esbelto, y tuve unas irremediables ganas de acariciarlo y besarlo, y... había un chico con ella. 

Me quedé de piedra. Tres personas salían del coche, ella y curiosamente la chica que la tiró las bebidas encima la noche de la cena, Débora, creo recordar. Pero junto a ellas, el conductor. Un chico seguramente más mayor que yo, parecía ser fuerte y atletico. 

Resumiendo, creo que era atractivo para una chica. 

Y la señal fue esa, cuándo Débora y Aria se dieron dos besos, y luego él la tendió la mano a ella quién con sus guantes la estrechó y le sonrió, él hizo lo mismo. Pero su sonrisa era diferente, lo sabía, porque yo utilizaba ese tipo de sonrisa, cualquier chico en mi posición se hubiera dado cuenta, era una sonrisa seductora. 

Aquel tipo estaba intentando coquetear con Aria. 

La sangre me hervió, y por un extraño motivo me sentí muy furioso. Tenía ganas de plantarme allí, en frente de él y decirle que ella era mi, mi... ¿Hermanastra?

Tiré la toalla al suelo, observando como sus dos acompañantes se volvían a meter en el coche y se predían entre las carreteras, y como ella entraba en casa. 

Jamás pensé en ti: Mentira. EN PAUSA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora