Capítulo 33: Estrella y otros adornos

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  • Dedicado a Adoradores de la Navidad.
                                    

Hola chic@s¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡  Ya esta aquí el capítulo 33: Estrella y otros adornos¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Claramente trata sobre la Navidad, o mejor dicho, sobre el comienzo de esta....

En él se contaran sentimientos, culpas, risas y arrepentimientos. Y todos ellos confusos...

Espero que os guste y lo disfruteís¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ XD

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Aria. 

No me enteré de que teníamos visita.  Estaba extrañamente ocupada pensando en él. 

Sentada en la alfeizar interior de mi ventana, miraba el exterior, estaba a punto de anochecer, el cielo estaba completamente nublado y blanco, eso significaba una cosa. Nevaría. 

Apoyé mi cabeza en el frío cristal, intentando despejarla. No funcionó y sin éxito seguí cavilando de nuevo.

¿Cómo me había dejado llevar de esa manera?

Él en ese momento me había transmitido tanta confianza, seguridad. Algo, una sensación, que jamás había sentido con otra persona. 

Suspiré. 

¿Qué había sido ese sentimiento que había notado en aquel momento? 

Sacudí la cabeza. ¿Desde cuándo yo reía así? ¿Por tonterías como esa?

¿Y lo qué hice después? 

Se me estaba yendo la cabeza, poco a poco. 

Él era Ryan, mi hermanastro, él que tanto se parecía a Ethan. No debía permitir eso. No.

Pero solo recordar esos minutos me hacían sacar una leve sonrisa. 

Había sido feliz. 

"Los dos nos sentamos en uno de los bancos más alejados de la pista de hielo. 

Fue Ryan el primero en darle un sorbo a su chocolate caliente, mientras miraba el frente casi pensativo.

Pasaron segundos en ese silencio que, a mi gusto, no se hicieron incómodos. Más bien reconfortantes, dejando a nuestras mentes divagar. 

-Oye, ¿Te duele?- preguntó Ryan, todavía sin mirarme a la cara. En ese instante me di cuenta que se refería a mi herida, a la que acababa de recordar, que se encontraba en mi rodilla. 

 -No, está bien- murmuré yo, lo suficiente alto como para que Ryan lo oyera y soltara un suspiro de alivio. 

¿Por qué? ¿Estaba preocupado por mí? 

No creo, debía ser otra cosa. 

-¿Y a ti?- pregunté yo esta vez, refiriéndome a su espalda, que había chocado hacía unos minutos contra el duro y frío hielo. 

Él se giró hacía mí, con una sonrisa gigantesca. 

-No, soy un chico duro.- me contestó él, aumentando su perfecta sonrisa. 

Yo solo pude reír. 

Él me observó con ojos atónitos y algo confundido. Mientras las carcajadas salían de mí, sin poder pararlas. Se sentía bien. 

-¿No crees que sea un chico duro?- dijo él ya borrando su sonrisa de la cara. De nuevo, yo solo pude negar y reír otra vez. 

Estaba tan gracioso. 

Jamás pensé en ti: Mentira. EN PAUSA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora