Capítulo 30: Cumpleaños.

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  • Dedicado a Los que los cumplan un día 30.
                                    

Hola¡¡¡¡

Espero que os guste el ya... CAPÍTULO 30¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Debo decir muy feliz que la historia ha llegado a más de 100 votos¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Y más de 4000 visitas¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

 En este capítulo el ambiente se vuelve algo más ¿Feliz?

Y los amigos de Ryan se llevan una muy nueva impresión de Aria......

Capítulo 30: Cumpleaños. 

Aquí os lo dejo¡¡¡¡ Que os guste y a divertirse¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

A leer¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

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Mason.

Ultimamente todo estaba demasiado amargo.

Dave parecía estar en sus mundos, una y otra vez. Sus ojos y su mente siempre se perdían cuándo estaba con nosotros como si pensase en otra cosa, o mejor dicho, persona.

Clay y yo no hablabamos desde aquel incidente en los vestuarios, y que al disculparse no me contara la verdad.

Y Ryan ya empezaba a mirarnos extrañado.

Pero tampoco quería comentarle nada, hacía un par de días que había sido su cumpleaños, y el aniversario de la muerte de su madre, y conociendole sabía que estaba pasando un mal momento. 

Por eso hoy, íbamos con él, a su casa.

Todos intetaríamos actuar normal, pero tenía claro que eso iba a ser muy dificil. 

No es fácil olvidar, implantar una sonrisa en tu cara y hacer que no pasa nada. Nada fácil. 

Los tres, con nuestros respectivos regalos, ya tardíos, de cumpleaños nos íbamos a juntar en frente del cruce de la casa de Dave, que era la más cercana a la de Ryan.

 Cuándo yo llegué solo había una persona esperando, apoyada contra la pared y con una bolsa marrón colgada de su mano. Parecía una estatua más de la calle.

¡Mierda!

El silencio se hizo entre nosotros. 

Era Clay. 

Cuándo se dio cuenta de mi presencia sus ojos se tornaron en incómodidad,  y aunque yo también lo estaba no lo trasmití. 

Asintió, en forma de saludo, y giró la cabeza, me daba la sensación de que se sentía bastante culpable. Y en parte yo también, era cierto que no era de mi incumbencia lo que ocurriera en su vida, pero era mi amigo. Y esperaría el tiempo necesario en aquella situación hasta que me contara lo que le pasaba y la procedencia de aquellos golpes. O eso quería creer.

Pasaron minutos y minutos. 

Uno tras otro. 

En un silencio entre espeso y reparador. Pensando cada uno en nuestras cosas, sin mirarnos si quiera a la cara. 

Los dos deseando que llegara Dave, tan impuntual como siempre.

Al final, el silencio me presionó, y la preocupación ganó al orgullo. 

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Dave. 

Llevaba listo desde hacía ya diez minutos, pero aquí estaba, espiando desde la ventana del salón de mi casa, observando el cruce en dónde esperaban mis otros dos amigos. 

Jamás pensé en ti: Mentira. EN PAUSA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora