"Doin' time"

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Me acosté con Paul Miller, porque podía, porque quería, porque ese era el tipo de cosas que Sharon Williams hacía después de ser una prostituta cara, sin corazón y sin vínculos.

No recuerdo sentir nada, justo como cuando me acostaba con Wilson o algún otro cliente que no tenía ganas de que me follara. Esa mañana me corroía la rabia por dentro, el desamparo, la soledad. Lo veía disfrutar de mi cuerpo, me miraba con deseo y, aunque era caliente y apuesto, no me puso ni un poco. Sólo me ayudó a mitigar mi insensibilidad.


—Deberías irte —comenté un rato después de tener sexo—. No quiero que Henry te encuentre aquí.

—¿Eres su novia, Sharon? —su profunda voz le daba cierta gravedad a todo lo que decía. Clavé mis ojos en él.

—No.

—Pero parece que lo fueras.

—Ya lo hablamos —le recordé—. Si tu amigo cree que puede enamorarse de una prostituta, creo que es su problema, Paul. Ya es grande, ¿no crees?

—Creo que tú estás jugando con nosotros, Sharon —sonreí cínicamente.

—Tú has venido a mi cama sólo, Paul. Ahora mismo estoy echándote. Si no quieres que juegue contigo puedes irte, por el mismo lugar que has entrado.


Paul Miller, el exitoso abogado caliente, amigo de mi daddy sugar, abandonó el apartamento después de vestirse. Sabía perfectamente que si Henry se enteraba de aquel jueguito iba a enojarse, pero también estaba segura de que a su amigo no le convenía hablar y decirle que había pasado por mi cama. Él perdía más que yo en aquella situación.

Me duché y volví a acostarme en la cama, sin intenciones de hacer nada productivo. Adiós planes de buscar empleo. No me daba la gana. Si mi vida no era lo suficientemente horrible, pues ahí estaba mi madre apareciéndose para victimizarse por toda la mierda que me dejó. Encendí un cigarrillo y mientras le daba la primera pitada cerré los ojos.

¿Qué mierda seguiría ahora?

Mi nuevo y extraño teléfono sonó. Las posibilidades eran acotadas: Henry o Paul. Mientras caminaba hacia mi bolsa, esperé que Miller no sea como una niña chismosa que no ha aguantado ni media hora el "secreto".


¿Qué tal va esa búsqueda, Shary? H.


Por momentos Henry cumplía el rol de padre: meticuloso, respetuoso, preocupado y ocupado. Un padre que claramente jamás tuve. Me daba una mezcla de ternura y temor este hecho, si bien yo era especialmente una persona rota y desamparada, era preocupante la manera en que él podía obsesionarse y creerse enamorado de una persona que conoció hace poco menos de un mes. No era sano, pero era el único que intentaba tener un vínculo conmigo.


Nada productivo. Me regresé al departamento.


Lo imaginé en una lujosa oficina de grandes ventanales y pisos pulcros. Tomaría café y tendría una hermosa secretaria eficiente y secretamente enamorada del jefazo. Todos lo considerarían un tipo amable y relajado, un jefe con el cual se puede hablar. Nada parecido a Sarah. Dado la velocidad de su respuesta, también supuse que no tenía demasiado por hacer. Mientras me acomodaba en la cama leí su mensaje.


¿Estás bien? Paul me comentó que tuviste un encuentro en el restaurante.

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