"Notion"

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Con el transcurrir de los días, al lado de Henry la vida parecía pasar de la manera correcta. Volvimos a vernos a diario, a besarnos, a compartirnos. Trabajaba por la mañana, cenábamos juntos en las noches y si él no se quedaba a dormir en el departamento, era yo quien se quedaba prendida a su cuerpo en su cama.

Mi madre no mejoraba. La visitaba casi a diario, a veces sola, otras veces Lucy iba conmigo. No dejaba de sentirme culpable al verla, pero intentaba disimularlo. Charlábamos, le llevaba revistas para que pudiera leer algo y no aburrirse. Aunque honestamente, sentía que intentaba tapar un vacío sin fin, que cualquier cosa que pudiera hacer ahora no bastaba. Nunca sería suficiente.

Hacía un mes que las cosas con Henry funcionaban bien, aquella mañana cuando me informó que saldríamos a cenar simplemente pensé que se trataba de alguna cita romántica para festejar que por fin nos habíamos encontrado.
Así que al regresar de la cafetería, me puse un lindo vestido negro, mis tacones favoritos y me maquillé mientras oía a Lucy contarme que la demanda iba viento en popa. Era ella quien se estaba encargando del asunto con Paul, y al parecer estaban haciendo un gran trabajo. Sarah Furman terminaría tras las rejas.

-Hola, cariño -saludó Henry cuando me subí al auto.
-Hola -respondí sonriéndole-. Ese traje gris me hace querer follarte ya mismo -confesé abrochandome el cinturón de seguridad.
-Aunque me encantaría hacerlo, tenemos un compromiso. Debemos estar a horario -me informó divertido-. Tendrás tiempo de quitármelo luego.
-No lo dudo -musité con picardía-. Esperaré ansiosa, señor.

Después de un buen rato de conducir, Henry aparcó junto a la puerta de un lujoso restaurante y pronto el botón apareció para llevarse el carro al estacionamiento. Nos bajamos, entrar con el poderoso empresario de las telecomunicaciones a cualquier lugar donde dijera su apellido era un acontecimiento, la gente rápidamente parecía ser mil veces más amable y esforzarse por gustar todo lo posible, un afectado mesero nos dirigió a nuestra mesa.
Palidecí al ver la escena. Tendría una noche complicada.
Stella y Paul hablaban divertidos con una mujer y un hombre algo mayores. Al vernos, guardaron silencio expectantes.

-Buenas noches -saludó Henry, su mano en mi espalda me reconfortaba por lo que iba a suceder-. Mamá, papá ella es Sharon.
-Buenas noches -saludé, mi voz se oyó nerviosa, como si temblara.
-No te preocupes, Shar -soltó livianamente Stella-. Mis padres pasaban a saludar y pensaron que sería una buena idea cenar juntos. Yo insistí para que mi hermano te trajera.
-Y fue una buena idea -comentó la madre de Henry mientras ambos tomábamos asiento-. Es un gusto, Sharon.
-Te ves radiante, hijo -aseguró su padre sonriendo con complicidad. Paul ni siquiera me dirigía la mirada.
-Por favor, Charles -inquirió su esposa divertida-, no incomodes a mi niño.
-Henry es por lejos el favorito -me explicó Stella para luego beber de su copa-. Cuando éramos niños él siempre se comportaba mientras yo era un desmadre.
-Aún recuerdo cuando nuestras familias vacacionaron en Bora Bora -rememoró Paul sonriendo divertido.
-Tu madre casi muere de un infarto cuando tú y Stella se escaparon del hotel -aseguró la madre de Henry.
-¿Eres de aquí, Sharon? -sabía que las preguntas comenzarían y no sabría exactamente qué decir. Al parecer Henry olvidaba que la mayor parte del tiempo solo fui un dolor en el culo.
-Sí, nací y crecí aquí -respondí intentando parecer relajada. Henry apoyó su mano en mi pierna por debajo de la mesa.
-Sharon tuvo una infancia difícil -se permitió afirmar-, pero estamos arreglando eso, ¿verdad, cariño?

Volteé a mirar su rostro, aquellos luceros azules alivianaban todo pesar. Sonreí asintiendo. No podía pretender que algo fuera a salir mal si Henry Taylor estaba cuidando de mí.

-Eso es grandioso, querida -aseguró la madre de Henry sonriéndome con calidez.
-Susane tampoco la tuvo fácil -me informó Charles-. Pero no hay nada imposible, querida.
-Lo sé, estoy trabajando en ello.

Mientras cenábamos descubrí que Henry era físicamente muy parecido a su padre, pero el carácter definitivamente tenía la templanza y la calidez de Susane, su madre. Stella, por otro lado, era diferente al resto de su familia, no físicamente, ella se parecía mucho a su hermano, sino por el carácter. Tal vez ser la hija menor concedía ciertas libertades que le daban lugar a su desfachatez y frontalidad.
Paul charlaba atentamente con el resto, excepto conmigo, obviamente. Decidí hacer caso omiso, prefería ahorrarme los dramas.
Comíamos el postre cuando en mi cartera empezó a sonar mi teléfono. Decidí ignorarlo, pero en la segunda llamada debí responder. Me aparté un poco de la mesa y atendí.

-¿Sharon Williams?
-Sí, ella habla.
-Hablamos desde la clínica St. Jones. Lamentamos comunicarle el reciente fallecimiento de Tessa. Había dejado en recepción éste número de contacto -explicó con la mayor sutilidad posible la voz al otro lado.
-Iré enseguida.

No pude decir más. Las manos me temblaban, sentía que las piernas ya no me responderían. Volteé a ver hacia la mesa, el resto de los presentes seguían departiendo y comentando entre risas. Lamentablemente, la noche había terminado para mí. Debía ir a enterrar a mi madre. Me acerqué lo más compuerta que pude a Henry, sin sentarme apoyé mi mano en su hombro. Con solo dirigirme la mirada él se puso de pie.

-¿Qué pasa, Shary?
-Es mi madre -respondí-. Acaba de fallecer.
-Vamos.
-No -susurré intentando que el resto no nos prestara atención-. Quédate.
-Claro que no, Sharon. Iré contigo -sin dejarme responder, volvió su atención a la mesa-. Debemos retirarnos, acaba de fallecer la mamá de Sharon.
-Oh por Dios -murmuró Stella mirándome consternada-. Cuánto lo lamento.
-Nos veremos en otro momento.

Dicho eso, sentí que me dejé arrastrar en todo el trayecto hacia la clínica. Estaba adormecida. Sabía que sucedería, pero en el fondo de mi corazón esperaba que el caso de mi madre fuera uno de esos casos especiales donde se curan milagrosamente y viven una vida feliz hasta morir de viejos.
Claro que no me sucedería. No tendría la oportunidad de redimirme con ella.
Lloré, durante el trayecto hacia la clínica solo pude llorar. Bajamos en el estacionamiento y esperaba que fuera eterno el recorrido para no ver a mi madre muerta.
Henry me aseguró que se encargaría del papeleo para organizar el funeral. Así que caminé por el pasillo que transitaba casi a diario durante el último mes cargando mi corazón a cuestas.
No estaba lista para verla. Mucho menos para ver a quién me encontré fuera de su habitación.
Me costó reconocerlo, estaba un poco más grande y al parecer no me reconoció. Sus ojos celestes me miraron perdidos, jamás olvidaría esa mirada que tanto daño me hizo.

-Frederic -mascullé sin poder dar crédito de lo que veía.
-Sharon, eres tú.

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Capítulos finales 😘

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