"Love song"

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Amores, drogas, prostitución, perfumes caros, crímenes, alianzas, odios, rivalidades. 

La sonrisa de Lindsay diciéndome "te amo", los ojos llenos de lágrimas de mamá cuando le anuncié que me iba de casa, la voz autoritaria de Sarah diciéndome que lo hiciera mejor. Las manos de Eric Wilson, sus palabras intentando darme esperanzas. Jules sirviéndome whisky, Lucy intentando ganar más dinero entre las mesas y las nuevas pavoneándose gustosas. 

Todo estaba tan lejos ahora. Ni siquiera me reconocía en mis propios recuerdos, tan depresiva, tan oscura. Y no es que nada de aquello quedara en mí, pero había ido tan lejos desde aquel punto que poco reconocía de la Sharon prostituta y altanera.


—¿Estás lista, Shary? —preguntó Lucy entrando a la habitación. Sonreí dejando el lapicero sobre el escritorio.

—Como siempre —aseguré poniéndome de pie. 


En la enorme sala del penhouse de Henry, mi hogar desde hacía ya un par de meses, se encontraban sus padres, Stella, Paul, Lucy, algunos de sus amigos más cercanos que había cruzado en los eventos a los que fuimos juntos, y claramente mi amor, Henry. Sus ojos celestes me miraron centellando cuando aparecí entre ellos. Caminé a su lado, verlo era un bálsamo para mí, siempre.


—Estás preciosa —susurró justo antes de besarme la frente.

—Sabes que ese es mi traje favorito —murmuré sonriéndole con picardía. 


Stella fue quien insistió, y como Henry sólo podía estar estrictamente bajo sus ordenes accedió. Me temblaban las piernas cuando entendí que todos nos prestaban suma atención, desde hacía meses sentirme el centro de las miradas me hacía sentir demasiado vulnerable. Mi mano sujeta por la de mi hombre era el único contacto real con el mundo a mi alrededor, por lo demás todavía sentía que mi vida era un sueño. 


—Ahora que Sharon ya está a mi lado, quiero comunicarles la noticia por la que todos fueron invitados a venir —comenzó Henry a hablar—. Desde hace meses, mi corazón le pertenece completamente a la hermosa y valiente mujer que ven a mi lado. Hace pocos días, Sharon y yo descubrimos que seremos padres.


La única que no contuvo el aliento al oír aquella noticia fue Stella, puesto a que ya lo sabía desde el día anterior. Sonreí buscando los ojos celestes de Henry, quien me miraba con absoluta devoción. 


—Pero no es todo —les advirtió divertido—, también decidimos comprometernos. Sharon y yo también vamos a casarnos. 

—¡Henry, querido! —exclamó su madre, entre emocionada y sorprendida.

—Los felicito, chicos —soltó Lucy algo incrédula aún—. Shary, no puedo creerlo —solo le sonreí. 

—¡Esto merece un brindis! —afirmó Paul, quien desde hacía semanas salía con Lucy, aunque no oficialmente. 

—Pensé que nunca lo dirían —festejó Stella mientras se acercaba con una botella de champagne para dársela a Paul.

—Bienvenida oficialmente a la familia, Sharon —me deseó mi futuro suegro. 

—Gracias —mencioné algo apabullada por tanta emoción. 


... 


—¿Por qué sigues aquí, Sharon? —me preguntó, mientras se vestía esa misma noche. Yo fumaba un cigarro tendida en la cama desnuda, aún.

—Porque no estaría mejor en otro lugar —hablé y solté el humo de mi cigarro. Él se detuvo a mirarme mientras abrochaba su cinturón—. Soy una perdida, las perdidas estamos aquí, Señor Wilson.

—Eres tan joven y linda —se lamentó—, podrías conseguir a alguien que te quiera y te cuide.

—Nadie cuida a nadie —le aseguré—. Tuve muchas personas conmigo, todas ellas me fallaron —incluso Lindsay, quien me incitó a salirme de mi casa y no soportar la violencia. Ella se suicidó y me dejó sola, sin importarle cuánto la amara.

—Hay alguien allí fuera que es para ti, Sharon —me aseguró y sonrió a medias—. Incluso yo tuve a alguien.


Aquella última vez no sabía que no volvería a verlo, pero más de un año después, sentada en la comodidad de mi casa, con mi pequeña Margaret en brazos, le hubiese dado la razón a Eric Wilson y también las gracias. 

Henry estaba ahí fuera, era él quien iba a enseñarme lo que era el amor, a cuidarme. Después de tanto pagar por amarme, finalmente descubrí que la vida transcurre lejos de unos billetes. Si no tienes amor te consumes, la vida se te apaga y ni siquiera te das cuenta. 


Mi nombre es Sharon Williams, siempre me centré en creer que la vida me despreciaba, que el sufrimiento era mi único destino, hasta que me enamoré y supe entender que hasta que no te reconcilias contigo mismo no aprendes a dejarte querer. 

Le pertenezco a Henry, el hombre que amo. No porque me sienta un objeto digno de su propiedad, sino porque elijo todos los días de mi vida pasar mi tiempo a su lado para darme la oportunidad de quererlo, con todas mis fuerzas. 

Soy una nueva Sharon, porque me di la oportunidad de conocerme.




Fin. 


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¡Gracias infinitas a todas aquellas que me acompañaron en este proceso! Sé que no soy la mejor escritora del mundo, que muchas veces me desaparecí sin actualizar. En fin, a quienes me leen, sepan que valoro mucho que dediquen su tiempo a leer mis humildes palabras y espero que me sigan acompañando en otras historias. 

Escribo con mucho amor y espero que eso lo hayan sentido leyéndome. 

Están invitadas a leer lo que gusten de mi perfil, ¡hasta pronto! 


Besos, Paula.

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