¿Y Tu Quien Mierdas Eres?

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Derek salía de la biblioteca después de la sesión de estudio que acababa de tener con Stiles, llevaban ya casi dos semanas quedando cada día después de clase, y cada día se sentían más unidos.

-¡Ey tío! - gritó Isaac justo después de chocarse con él a la puerta de la biblioteca.

-Hola. - respondió el pelinegro lo más seco que pudo.

- ¿Te pasa algo?

Los dos empezaron a andar hacia la cafetería, y en ese momento Derek vio al castaño salir con todos los libros que habían utilizado esa tarde. Isaac siguió con la mirada a su mejor amigo que se había quedado mirando al muchacho.

-Últimamente estas muy agarrado a Stiles - dijo Isaac haciendo que Derek volviese a la realidad.

-Me está ayudando mucho - dijo mientras se le escapaba una corta sonrisa de lado.

-¿No te estará empezando a gustar, no? - bromeó mientras reía a carcajadas.

-Joder tío no, ¿que pasa, que porque pase más tiempo con él que contigo ya te pones celoso? - después de decir eso casi chillando a su mejor amigo, el ojiverde aceleró el paso para poder salir del instituto y volver a casa.

Derek sabía que su amigo había dicho eso en coña, pero ¿y si la gente empezara a pensarlo de verdad? No era por el echo de que la gente pensara que era gay, sinó por el de que estuviera enamorado del pringado de la clase, ni él mismo quería admitirlo, pero ya casi era inevitable.

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Después de un largo fin de semana de calor sin hacer nada, y el cual Stiles había decidido no hacer nada por una vez en su vida, el muchacho empezó a preparar la clase que tendría esta tarde con Derek después de clases, era la pega de dejarlo todo por último momento, se estresaba. Esa mañana tenía casi todas las horas libres ya que ya había acabado los trabajos y proyectos que le tocaban.

Durante uno de sus ratos libres el castaño pasó por delante de un grupo de animadoras y de jugadores de béisbol, vio a Derek, así que se acercó para ver si estaba allí y así confirmar la hora de quedada con el pelinegro esta tarde.

-Ey Derek - lo saludo Stiles pasando por su lado, pero Derek se lo quedó mirando como si fuera un completo desconocido. - Derek - repitió Stiles.

-¿Y tu quien mierdas eres? - soltó el chico, y justo después todo el equipo se empezó a reír de la manera más fuerte que pudieron.

A Stiles le rebotaban esas voces y risas en la cabeza, desde que hiba con Derek nadie se atrevía a decirle nada o reírse de él, pero si algo había aprendido el chico de el pelinegro, era a no asustarse de plantar cara a los imbéciles como él sin miedo a lo que los demás dijeran.

-Eres un gilipollas Derek Hale.

Stiles se dio media vuelta y se fue sin decir nada más, las lágrimas estaban a punto de rodarle mejillas abajo pero pudo contenerlas.

Derek se había quedado mirando al muchacho como se marchaba sin decir nada, se le había borrado la sonrisa de la cara y tenía ganas de pegar un puñetazo contra los imbéciles que aún se reían del pequeño y sobre todo contra él mismo. Después de estar parado un rato junto a las personas que aún se reían detrás suyo avanzó hacia el muchacho y uno de los del equipo gritó:

-¡¿Donde vas Hale?!

El ojiverde no le hizo ni caso y siguió avanzando hacia el menor.

- ¡Stiles espera! - dijo casi gritando en medio del pasillo - porfavor - añadió ahora más calmado.

Stiles frenó en seco y se giró:

-¿Y tu quien mierdas eres? - dijo Stiles mirando directamente a los ojos verdes. - para mí ya no eres nadie, te estoy ayudando para que me ayudes con Lydia y ni siquiera hemos hablado de ella. Pensaba que habíamos vuelto a ser amigos, pero ya veo que sigo sin importarte una mierda, nunca te he importado una mierda.

- ¡Si que me importas! - gritó él.

- ¡Una mierda! - gritó aún más alto el otro chico.

Derek cojió de la muñeca a Stiles y lo arrastró hasta dentro el lavabo y luego cerró. El más joven ahora estaba asustado, pero sus latidos eran lentos, sentía que no ocurriría nada, sabía como tratar a Derek cuando estaba cabreado.
El mayor aún estaba de cara a la puerta cuando soltó de nuevo:

-Si que me importas.

Esta vez Stiles no dijo nada, solo esperaba a ver que ocurriría, y pasó la cosa que menos esperaba en esos momentos. Derek se acercó a él parándose a unos centímetros de su cara.

-Me importas, y mucho.

Justo después de que Derek dijera esto lo beso de la manera más dulze y suave, el corazón de ambos latía rápido y ninguno de los dos supo que decir cuando al fin, después de unos pocos segundos, que a ambos les parecieron horas, se separaron.

Un cliché más ▪️Sterek▪️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora