Capítulo 33

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—... Te digo que fue demasiada sangre, no soy experto pero si la cosas no andaran mal no necesitarían esa cantidad, me siento mareado...

Mi cabeza dolía al igual que mi cuello, parecía que alguien me había dado una paliza por el dolor que sentía en la espalda. Entonces me di cuenta que no estaba en mi cama, que nada había sido un sueño y que había dormido en una silla dura. Abrí los ojos completamente encontrándome con las luces lee en el techo del hospital, me senté correctamente y vi a los chicos de pie hablando entre ellos.

—Hola, Bell —saludó Daniel, dándome su mejor sonrisa.

—¿Les han dicho algo? —ignoré por completo el saludo y fui directo a lo importante.

Los chicos se miraron entre sí por unos largos segundos que no me dieron buena espina, hasta que Corbyn llegó hasta mi y se puso de frente con una sonrisa tranquila.

—Salió de la operación, está en una habitación pero aún no despierta —acarició mi mejilla y miró a los chicos por un segundo. Me sentía un poco más tranquila de saber que ya estaba en una habitación, lejos del peligro. — Aún está delicado, sólo necesitamos esperar a que despierte.

No sabía si sentirme aliviada de que el estómago de Jonah ya no estaba abierto, siendo atacado por herramientas para salvarle la vida, o sentirme aún intranquila porque los chicos actuaban demasiado normal y Jonah aún no despertaba.

—El joven puede recibir visitas, pero sólo uno a la vez, aún está delicado. —avisó un doctor llegando hasta nosotros — Pero será bueno para él que esté en compañía.

—Ve tú —Jack me señaló con la mirada, los demás chicos estuvieron de acuerdo.

No repliqué y con las piernas temblando me levanté para seguir al doctor, quien me dirigía a la habitación de Jonah. Antes de abrir la puerta el Doctor llamó mi atención.

—Él puede escucharte, si puedes hablarle de cosas alegres será mejor para él, como le dije a tus amigos, es importante que sepa que tiene su apoyo y así él tenga de donde sacar valor —me regaló una pequeña sonrisa y desapareció por el pasillo.

Odiaba escuchar ese tipo de cosas, me ponía mal si quiera pensar en el hecho de que él puede escucharme pero no puede moverse, debe ser doloroso, aterrador y muchas otras sensaciones más que no puedo ni siquiera imaginar.

Entonces abrí la puerta.

Estaba ahí, tendido en la cama, con cientos de vendas y morados por todo el rostro, de inmediato sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas, jamás pude haberme imaginado que algo así pasaría.

Me acerqué lentamente hasta llegar a la par con él, su respiración era tan tranquila que llegó a asustarme que está fuera nula, pero por el sonido del monitor al que estaba conectado, sabía que no era así.

—Me siento como una idiota porque no sé ni qué decir —comencé — Esto es ridículo, tú no deberías estar aquí

Me detuve, no sería correcto hablar de esa forma, si recordamos las palabras del doctor, sería mejor que hablara como si el pudiese verme.
Me acomodé en la silla que se encontraba a un lado y tomé con suavidad su mano, estaba llena de raspones.

—Dice el doctor que puedes escucharme, de cierta forma es aterrador, pero si es verdad... —solté un suspiro, realmente era algo nuevo para mí y mayormente era difícil — ¿Recuerdas la primera vez que nos conocimos?

A este punto, las lágrimas que tenía contenidas en los ojos, se habían revelado y caían por mis mejillas al recordarle como nos conocimos.

Solo teníamos siete años, me había mudado con los Seavey y Daniel le había insistido a su madre ir a jugar con los Marais, en aquel entonces también vivíamos en Minnesota, todos somos de allá, Keri había aceptado sólo si yo iba también, así que prácticamente fue cuando los conocí a todos.

Los pequeños se habían reunido para jugar en casa de Jonah, yo era la nueva y era una chica, a esa edad a todos los niños les dan asco las niñas, y estos idiotas no eran diferentes. Aún así me integraron y todos jugábamos felices, hasta que uno de ellos comenzó a llorar, el pequeño Zach se había tropezado mientras Jonah lo jalaba, ocasionando que cayera y raspar a sus rodilla, todos nos asustamos pero entonces Daniel comenzó a regañar a Jonah desde siempre ha sido un amargadito. Corbyn no tardó en unirsele mientras el pequeño Jack sólo se reía de cómo lloraba Zach, haciendo que llorara más.

Jonah subió a su habitación enojado, desde pequeño había sido un tipo rudo y a veces le molestaba que sus amigos fueran débiles, pero sólo tenían siete años, a esa edad todo el mundo llora aunque pareciera que Jonah no. Yo estaba divirtiendome hasta que empezaron a pelearse, así que lo seguí hasta su habitación, era común para un niño de siete, las paredes azules y cientos de figuritas de colección, lo que más llamó mi atención fue que en la televisión estaba alguna de las películas de Barbie, me pareció que quizá era lo único que había en la televisión hasta que divisé al pequeño Jonah en su cama cantando la canción que la Barbie estaba tocando, bastante emocionado.

—No pude evitar reírme y tú descubriste que te espiaba —solté una pequeña risita mientras sorbia por la nariz. —Terminamos viendo la película juntos.

Sonreí al terminar de recordar aquel día, había sido divertido, y le había dado paso a una linda amistad.

—Lamento mucho haberte herido la primera vez —solté de repente. — Nunca fue mi intención que creyeras que sólo jugué contigo, porque no fue así, llegué a sentir muchas cosas por ti, eras lo que toda chica quisiera tener y yo igual lo sabía y te quise muchísimo por haber hecho todo por hacerme feliz y me odio tanto por haberme dado cuenta demasiado tarde que en ese entonces perdía mi tiempo en Corbyn en lugar de ver que válidas la pena.

Las lágrimas volvieron a acumularse en mis ojos, esos no eran recuerdos lindos, pero de alguna forma necesitaba que él supiera que lo sentía y que claro que lo quise demasiado.

Me levanté de la silla con cuidado, mi mano llegó hasta su rostro y con delicadeza, acaricié una de sus mejillas para terminar por depositar un beso en sus labios.

—Cuando despiertes, podré decirte que te escogí a ti, anoche estaba por salir a buscarte —me separé de él después de susurrar.

No quería irme de la habitación, pero de seguro los chicos también querían verlo y era justo.

Antes de salir por completo de la habitación, un ruido particular llamó mi atención, mi corazón se aceleró de un segundo a otro al oírlo. Mis manos de pronto se pusieron sudorosas y las lágrimas en mis ojos no dejaban de salir como si huyeran de algo.

Y de pronto, la habitación se llenó de enfermeras junto con el doctor, trataban de hacer que volviera a respirar, que su corazón volviera a funcionar.
Lo último que supe fue como los brazos de alguien me tomaban por detrás, intentando sacarme de ahí, y yo gritando mientras las lágrimas en mis ojos me impedían la vista.

Esa fue la última vez que pude verlo, y tenerlo así de cerca, esa fue la última vez que su respiración fue calmada. Esa fue la última vez que lo besé, llevándome conmigo el recuerdo de sus suaves labios que ahora estarían sellados para siempre.

Jonah había muerto.

the five club ━━━ corbynbesson!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora