24. Después de la marca

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A la mañana siguiente Andrew despertó, al principio estaba confundido hasta que recordó lo que paso, sonrió tontamente al recordarlo, se llevó la mano al cuello, pudo sentir las marcas de los colmillos, estaba pensando en como sería su marca cuando Aurora salió del baño.

-¿Cómo te encuentras? - preguntó Aurora.

-De maravilla - dijo Andrew con un brillo en los ojos - nunca he estado mejor, tengo a la dueña más buena y hermosa de toda la historia - Aurora se puso roja por ese comentario - y estás aún más hermosa sonrojada.

-Bueno, cambiando de tema, ayer Diego también fue marcado.

-Me alegro por él, ¿cuánto he dormido?

-Casi diecinueve horas - frunce el ceño.

-¿Tan poco?

-Sí, te hechicé para que te tardaras menos, lo mismo le hice a Diego.

-Entonces Diego y yo no solo marcamos a nuestras mates el mismo día, sino que también nos han marcado el mismo día.

-Eso parece, ¿quieres ir a desayunar?

-Claro, muero de hambre.

Ambos rieron y salieron juntos de la mano, en el camino se encontraron a Aria, Diego aún dormía, en el comedor como siempre había poca gente, ya que los vampiros y los demonios se alimentan de sangre. Cuando llevaban una hora allí, ya que se la pasaron hablando y riendo antes que comiendo, Diego llegó y los vio a todos reunidos.

-¿Me he perdido algo? - preguntó Diego ganándose la atención de los tres.

-Vaya Aurora ese hechizo es genial, ni doce horas hace que lo marque.

-Ya sé que soy poderosa - dijo intentando aparentar prepotencia.

-No puedes ser prepotente ni queriendo - se burló Andrew negando con la cabeza - ¿cómo te encuentras?

-Mejor imposible, tengo la marca de la mujer más increíble del mundo, mira - se giró y dejó ver la marca de Aria, un escudo con dos espadas cruzadas, y en medio del escudo las iniciales A.D.

-Esta muy chulo - dijo Andrew - pero no se compara con el mío - se giró y mostró a un lobo como Erik junto a una mujer alzando su brazo con una varita al cielo estrellado, y las estrellas formando las iniciales A.R.

-No vale, seguro Aurora la ha hecho con magia - se quejó Diego.

-No, yo no he tenido nada que ver, sinceramente pensé que mi marca sería una flor o algo por el estilo.

-¿Estas diciendo que mi marca es fea? - preguntó Aria fingiendo enfado, lo que causó miedo a Diego al no saber que estaba fingiendo.

-No, es muy bonita, lo que yo quería decir...es que...bueno - Aria no aguantaba más y estalló en carcajadas.

-Era una broma, tú querías pavonearte de mi marca y al final la de Aurora es más bonita, lo tengo que reconocer, pero como dijiste eso, se me ocurrió asustarte un poco.

-No vale, ¿por qué no podemos tener una relación como Andrew y Aurora?

-Porque no somos Andrew y Aurora, somos Diego y Aria, Aurora será más poderosa que yo, pero yo soy más seria y fría que ella.

-Cierto - corroboró Aurora tomando un trago de su zumo de naranja.

-¿Qué tal si entrenamos un poco? - sugirió Andrew para cambiar de tema - el ataque puede ser en cualquier momento.

-Me parece bien - dijo Aurora y Aria y Diego asintieron.

Acabaron de desayunar y se fueron al gimnasio, como hacia poco que habían comido, calentaron flojo para no interferir en la digestión. Las chicas hablaban de como fue el marcarlos, mientras los chicos hablaban de lo felices que eran al haber sido marcados. Cuando llevaban un rato peleando en parejas, Archibald e Isaac hicieron aparición.

-Así que es verdad que los habéis marcado - dijo Archibald mirando a los cuatro - pensé que tendríais más gusto - eso molestó a los cuatro.

-Mira imbécil - espetó Aurora sin delicadeza - ya te lo dije y te lo vuelvo a decir, prefiero cien veces a Andrew antes que a ti, él me ama y creo que yo a él, y digo creo porque nunca antes lo había sentido.

-Y yo estoy con Aurora - dijo Aria muy molesta - no nos interesais, ellos a pesar de todo nos han amado, y eso que no se lo pusimos fácil.

-Además de que estoy segura de que si no fuera porque todos saben que soy poderosa y no soy como el resto de brujas, tú nunca me hubieras aceptado, habrías creído que era igual a todas las brujas, Andrew fue el primero en creer en mí - Archibald se rió - ¿de qué te ríes?

-¿Crees que soy tonto?, todo el mundo sabe que le salvaste la vida aún a riesgo de la tuya, además de que salvaste a su manada, él creyó en ti cuando vio que eras buena, no antes - Andrew agachó la cabeza avergonzado, tenía razón el demonio aunque le doliese, si no hubiera visto que era buena, no la habría dado una oportunidad.

-Para tu información, yo salve su manada después de querer darme una oportunidad.

-Pero no antes de salvarle a él, ¿me vas a negar que lo salvaste cuando estaban discutiendo?

-No, pero esa discusión era porque yo quería irme, y él no quería dejarme marchar - eso dejo sin argumentos a Archibald, ya que casi nadie sabía que la tuvo encerrada en una celda, y solo ellos cuatro sabían las palabras que él la dijo.

-Y antes de que digas nada Isaac, Diego desde el minuto cero me dejo en claro que me quería, que quería que estuviéramos juntos.

-Pero porque eres su tercera y última mate, su última oportunidad - reprochó Isaac.

-Todos sabemos que uno puede formar una familia sin que sea su mate, además, después apareció su primera mate y le dejo muy claro que me quería a mí.

-¿Segura? - dijo con una sonrisa burlesca.

-Tan segura como que te romperé cada hueso del cuerpo si no te callas - Isaac sintió miedo, mientras Diego miraba a Aria de una forma especial, como si ella fuera un ángel, su ángel guerrera.

-Iros de una vez, porque lo único que conseguireis es que tengamos más ganas de mataros, y no queremos problemas con el reino demonio - dijo Aurora cruzada de brazos.

Lo demonios cabreados se retiraron, dejando a los cuatro allí, todo el mundo que estaba en el gimnasio vio y oyó todo, y todos estaban impresionados de como defendieron a sus parejas, tanto la híbrida como la licántropo. Diego estaba muy orgulloso de su mate, mientras que Andrew se sentía muy culpable de como trató a Aurora en un principio. Aria miró a Diego y sonrió al ver su sonrisa, Aurora también se fijó en su pareja, pero al ver como se encontraba, no pudo evitar ponerse triste, sabía exactamente lo que le pasaba, tenía que hablar con él.

-¿Qué tal si vamos a descansar? - sugirió Aurora.

-A mí me apetece patear a Diego un poco más - se quejó Aria.

-Menuda guerrera que tengo por pareja - se burló Diego.

-Más te vale acostumbrarte, no pienso cambiar y te recuerdo que eres mío.

-Lo que tú digas amor.

-Nosotros nos retiramos, luego os vemos - dijo Aurora.

Cogió a Andrew y se lo llevó a la habitación, este no se resistió ni dijo nada, estaba sumergido en su propia culpa, lo que dijo Aurora le hizo recordar todo, y eso le dolía. Una vez en la habitación Aurora se sentó en la cama e hizo que Andrew también se sentara.

-Andrew deja de culparte, entiendo tus dudas del principio, es más, esta conversación ya la hemos tenido.

-Lo sé, pero eso no quita el daño que te hice, todo lo que te hice pasar, joder el demonio tiene razón, casi mueres por salvarme cuando yo te trate horrible.

-Andrew, no quiero tener esta conversación cada poco tiempo, así que olvidalo de una vez.

-No puedo, sencillamente no puedo - dijo rompiendo a llorar, Aurora lo abrazó y lo consoló - no quiero que te vayas.

-Y no me iré, te he marcado, y no te librarás de mí por mucho que supliques - ambos rieron por eso, pero no por ello dejaron de abrazarse, Andrew nunca olvidaría ni se perdonaría, pero se alegraba de que ella sí.

La híbrida convertida: entre magia y colmillos *Completada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora