Durante cuatro días, los cuatro disfrutaron de la compañía de sus parejas, de vez en cuando quedaban para comer juntos, pero el resto del tiempo cada pareja iba por su lado.
El plan de Andrew en las vacaciones fue: estar en la playa, nadar, ir a navegar, ver películas, correr en forma lobuna por el bosque durante la noche y observar el cielo estrellado, un plan que siguieron los cuatro días y disfrutaron cada día. El plan de Diego era parecido: estar en la playa, nadar, ir al gimnasio, pescar, correr en forma lobuna por la noche y observar las estrellas.
Los cuatro estaban muy felices, todos hicieron planes para el futuro, todos tenían claro que había que acabar con la guerra y que después podrían tener hijos. Ese era su último día de vacaciones, después tendrían que volver a la manada, los chicos volverían a sus tareas, y las chicas a ayudar al resto del mundo. Por eso los chicos les tenían preparada una sorpresa, cada uno para su chica.
-Aurora - llamó Andrew desde la planta principal.
-¿Qué pasa? - preguntó Aurora al bajar las escaleras.
-Como ya sabrás este es nuestro último día aquí.
-Sí, y es una lástima, después de que acabe la guerra quiero volver.
-Me parece bien - la sonríe - a lo que voy, es que esta noche te tengo una sorpresa, ¿recuerdas el claro que descubrimos el segundo día en el bosque?
-Claro que me acuerdo, ¿por?
-Nos vemos ahí a las nueve, pon te lo que quieras, con cualquier cosa éstas preciosa - esas palabras consiguieron sonrojar a Aurora.
Andrew rió, le dio un beso en los labios y salió de la casa a dar los últimos retoques a su sorpresa. Mientras Aria y Diego volvían a casa después de haber hecho un poco de ejercicio en el gimnasio.
-Creo que esta vez ha sido la vez que más gente había en el gimnasio - dijo Aria.
-Sí, y esta es la vez que más gente se te queda mirando - dice Diego de mala gana.
-Sabes bien que es porque nunca han visto a una chica tan fuerte, por lo que no te pongas celoso.
-Lo siento, pero no me gusta que los chicos te miren de más, tú eres mía - dice pegándola a él mientras aspira su aroma.
-Relaja, ¿crees que yo no tengo ganas de arrancar la cabeza a las chicas que se pasan de mironas contigo?, no, pero me controlo, y tú deberías hacer lo mismo.
-De acuerdo - dice separándose de ella para mirarla a los ojos - esta noche a las nueve te espero en la zona de la playa que tanto te gusta.
-¿Hasta entonces vamos a estar separados?
-Por desgracia sí, pero es que tengo que acabar la sorpresa, y no quiero que la arruines, sé que no te gusta quedarte con la intriga, pero por favor.
-De acuerdo, ¿entonces qué hago?
-Andrew también tiene una sorpresa para Aurora, puedes estar con ella todo el día - le da un beso en los labios - nos vemos esta noche.
-¿No vas a cambiarte?
-No, ya me cambiaré después de acabar de preparar la sorpresa, te amo - dice mientras se aleja.
-Yo también te amo - grita para que la oiga mientras niega y se ríe por las locuras de Diego.
Aria entra a casa, se da una ducha y se cambia de ropa. Después va a la cocina a comer y beber algo, cuando ya ha acabado y lavado todo sale de casa a la casa donde está Aurora. No tarda mucho en llegar, se conoce el camino y ha ido corriendo para ver si Aurora sabe algo de la sorpresa. Al llegar toca y no pasa ni un minuto cuando Aurora la abre la puerta.
-Hola Aria, dejarme adivinar, Diego al igual que Andrew te quiere dar una sorpresa.
-Pues sí, ¿sabes algo? - pregunta entrando a la casa.
-No, y tampoco he insistido, sé como es Andrew no me lo habría dicho, no entiendo porque lo hacen, ambos saben que no nos gustan las sorpresas, somos muy curiosas - se queja Aurora.
-Lo sé, pero tampoco es cuestión de arruinarse lo, ¿no crees?
-Creo que esa pregunta te la tendría que hacer yo a ti, yo sé esperar, tú no - se burla.
-Cierto, pero intento cambiar por él.
-¿Quién iba a decir que lo único que hacia falta para hacerte madurar es que tuvieras mate? - se burla Aurora intentando contener la risa.
-¿Me vas a negar que tú también has cambiado por Andrew? - se burla Aria con una sonrisa pícara.
-No te lo discuto, pero tú tampoco puedes negarlo.
Ambas rieron, el tener mate las había cambiado, ya no eran tan agresivas y cerradas al amor, seguían siendo agresivas, pero no tanto, y ahora sabían lo que era el amor, y lucharían por él. Pasaron toda la tarde hablando sobre lo que habían hecho, ya que cuando comían los cuatro juntos contaban anécdotas. Cuando solo faltaba una hora para las nueve, Aria se fue a su casa a cambiar.
Aurora se ducho y eligió la ropa que ponerse, opto por un vestido sencillo color morado oscuro, de tirantes y que le quedaba por debajo de la rodilla; unas manoletinas del mismo color para poder andar, correr y bailar sin preocuparse de posibles accidentes, y los pendientes que Andrew la había regalado esas vacaciones, unos pendientes plateados, no de plata, en forma de flor. Se puso un poco de brillo de labios y un poco de colorete suave, después salió al encuentro de su mate.
Aria al llegar a casa, como ya estaba duchada, eligió la ropa, un vestido largo que le llagaba hasta un poco más arriba del tobillo, de manga corta de color azul marino; unas chanclas del mismo color, ya que el lugar a donde iba había poca arena pero muchas piedras, y una pulsera de tela que Diego había hecho para ella. Se puso un poco de brillo de labios y se recogió el pelo en una coleta, después fue a la playa para encontrar a su mate.
Aurora al llegar al claro quedó impresionada, todo el lugar estaba decorado con luces de colores, en centro había una mesa y dos sillas, además todo el suelo estaba cubierto de pétalos de todos los colores y formas. Andrew estaba al lado de la mesa con un smoking negro, se acercó a ella y la llevo a la mesa. Cenaron mientras reían de historias de cuando eran niños, después Andrew puso música con su móvil y bailaron.
-Creo que esta es la noche más maravilloso de mi vida - dice Aurora.
-Y eso que aún no ha acabado, mi luna cierra los ojos - Aurora los cierra nerviosa y con una sonrisa - ya puedes abrirlos - cuando los abre se encuentra con Andrew arrodillado y con una caja en sus manos - sé que nuestra relación no empezó de la mejor manera, y sé que fue culpa mía, pero te amo, y no puedo imaginarme la vida sin ti, sé que hay muchos problemas que tenemos que resolver, una guerra que ganar, pero ya no puedo esperar más - abre la caja mostrando un anillo de oro con un diamantes y un diamante en forma de corazón en el centro - mi luna, ¿quieres casarte conmigo?
-Sí, por supuesto que sí - Andrew le pone el anillo y se besan demostrando todo el amor que se sienten.
Mientras que Andrew y Aurora tenían su momento, Diego y Aria tenían el suyo. Aria al llegar a la playa se la encontró decorada con luces en forma de animales marinos, una mesa colocada en una gran roca y dos sillas al lado de esta cada una en una roca. Y Diego al lado con un smoking gris completamente nervioso, lo cual causo gracia en Aria.
Cenaron hablando y riendo, después se quedaron contemplando el mar, en un momento Diego se puso tras Aria y carraspeo para llamar su atención, Aria al darse la vuelto vio a Diego arrodillado con una caja que contenía un anillo de oro con tres diamantes, un diamante grande con uno pequeño a cada lado.
-Aria, sé que eres una guerrera, eso me lo has dejado más que claro - ambos ríen - por eso me gustaría que fueras mi compañera esta batalla que llamamos vida, ¿quieres casarte conmigo?
-Ya te estabas tardando - Diego la mira sin entender, a lo cual Aria rueda los ojos - sí - no hizo falta nada más, Diego la beso apasionadamente y le colocó el anillo.
-Te amo, y juro que no te arrepentirás - y volvió a besarla bajo la luna y las estrellas, en una noche donde dos parejas se juraron amor eterno.
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La híbrida convertida: entre magia y colmillos *Completada*
FantasyDos mundos, uno de humanos y otro de sobrenaturales. Los sobrenaturales se clasificaban en seis especies: brujas, vampiros, licántropos, demonios, hadas y ninfas. Hace casi trescientos años, un grupo de brujas convenció al resto de intentar imponers...