15. Las mujeres son muy raras

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AXEL

El suspiro exagerado de la pelirroja me despierta. No sé en qué momento me he quedado dormido, pero estaba teniendo un sueño muy agradable el cual ya ni siquiera recuerdo.

Me giro para ver cómo la pelirroja pone morritos y sostiene el bolígrafo entre su labio superior y la nariz; se ve jodidamente graciosa. Le doy un codazo en el costado haciendo que el bolígrafo caiga al suelo, y ella me mira mal antes de agacharse a recogerlo.

Cuando suena el timbre, Nina me mira sin decir nada, pero con una sonrisa que le divide el rostro. Alzo la ceja interrogante.

—Siempre he querido sentarme a tu lado en clase —dice haciendo un puchero. Nunca he querido sentarme con ella porque no me hace ninguna ilusión que se pase toda la mañana enganchada a mí. La cuestión es que Gael no ha venido, y Melinda tampoco se ha dignado a presentarse hoy.

—Pues has cumplido un sueño —le doy una sonrisa que derrocha arrogancia y me encojo de hombros.

—Te ves adorable cuando duermes —susurra ilusionada. Abro la boca para hablar, pero no digo nada, es demasiado temprano como para empezar a maldecir.

Tras un rato de silencio, busca algo en su mochila. Saca un par de hojas escritas a mano con bolígrafos de colores.

—Cuando puedas, dale esto a Mel; es el diálogo de inglés.

Lo cojo sin decir nada y lo guardo en la mochila.

* * *

—Así que la peliazul —dice Christian con diversión. No debería haberle contado nada, pero ya es tarde. Lo que me recuerda, que llevo todo el día sin hablar con ella porque anoche olvidé cargar mi maldito móvil.

—La cuestión es: ¿Cómo dejar de salir con ella y aún así que quiera tema? —pregunto divertido. Christian me mira con el ceño fruncido y una ligera sonrisa.

—¿Por qué vas a dejar de salir con ella? Te agrada su compañía y es una muchacha muy agradable a la vista. ¿Qué tiene de malo?

—Qué solo es un polvo —suspiro desesperado y me paso la mano por la cara.

—Deberías madurar —dice divertido y me golpea el hombro. Él no tiene derecho a decir eso después de lo que ha hecho con mis hermanas.

—No —entorno los ojos cansado y continúo hablando—. Es que no te puedes imaginar cómo me prende Rebeca —suspiro. Christian alza la ceja y me mira con diversión; hace un gesto con la mano bajando la palma abierta. Está insinuando que me gusta por su altura—. Eres idiota... No es por su altura, aunque me gusta cómo me mira intimidada y con las mejillas ardiendo, o como se pone de puntillas para besarme porque de otra manera no llega —sonrío. La verdad es que me encantan esos detalles—. No me puedo ni imaginar cómo será en la cama...

—Eres un cerdo.

—El caso es que también amo la forma en la que se enoja por cualquier cosa y me empuja con la poca fuerza que tiene —río, y por cómo me está mirando Christian con esa sonrisa ilusa, sé que está pensando lo que no es—. ¿Sabes? Las mujeres son muy raras, y eso me fascina.

—¿Te fascina que sean raras? —carcajea mi amigo. Asiento.

—Me fascina que sea tan complicada, porque nunca sé que esperar de ella. Me confunden sus cambios de humor y me encanta la facilidad con que puedo hacerla rabiar.

—Te estás enamorando —dice con voz supuestamente angelical.

—No seas gilipollas, es solo que me da curiosidad.

Soy Más Que Un Juego [✔️] [Gallagher #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora